Revista Salud y Bienestar

La Sanidad Pública, ¿Hasta dónde vamos a llegar?

Por Ana46 @AnaHid46

La Sanidad Pública, ¿Hasta dónde vamos a llegar?

Cada día en la televisión y en internet nos levantamos y nos acostamos con malas noticias; noticias que nos afectan a todos: enfermos, discapacitados, jubilados, parados... Pero el tema de la Sanidad Pública es algo que, últimamente, me produce escalofríos cada vez que lo nombran a través de las redes o de los medios sociales. Saber que la están desmantelando poco a poco y que los que más vamos a salir perdiendo somos los enfermos crónicos, es algo que preocupa bastante. La última noticia del cierre en Bellvitge de la planta de nefrología me ha dejado estupefacta, sin palabras y asombrada.
La noticia comienza así:

Los trabajadores, el pasado jueves, fueron a su lugar habitual de trabajo y se encontraron la planta de Nefrología (7-3) cerrada. Esta unidad es la encargada de acoger a los enfermos trasplantados de riñón tras permanecer unos días en la unidad de trasplante renal para finalizar su recuperación. Los enfermos, que están inmunodeprimidos para evitar el rechazo del implante, son llevados a cualquier unidad donde haya una cama libre, independientemente de la unidad que sea con el perjuicio que esto supone tanto para el paciente como para el personal de las unidades de destino ya que son pacientes con unas características especiales tanto en su dieta como en sus tratamientos y no deberían estar desperdigados en unidades no específicas para ellos. Por otro lado el cierre supone que un gran numero de pacientes con Insuficiencia Renal crónica que están ingresados “repartidos” por todo el hospital; cosa que aumenta mucho las cargas de trabajo, control y seguimiento de estos usuarios por parte de los facultativos como del personal de enfermería etc con una pérdida mas que evidente de la calidad asistencial. Hay que recordar el HUB es el hospital referencia de una población de más de 800.000 personas.

Toda la vida teniendo muchísima precaución cuando nos trasplantan (cámaras aisladas y esterilizadas, mascarillas y vestuario estéril para todo el que entra en la habitación y supervigilados) y de repente en este hospital cierran la planta de Nefrología y ubican a los pacientes trasplantados "por donde pille", repartiéndolos por otras plantas donde queden camas libres. Esto supone un tremendo riesgo para los enfermos inmunodeprimidos y un esfuerzo colosal para el personal sanitario ya que deben tener controladas las medicaciones y las dietas de estos enfermos.

Sabiendo que España es país líder mundial en el tema de las donaciones y los trasplantes, no me entra en la cabeza que realicen estos tremendos recortes que pueden afectar seriamente al buen funcionamiento y adaptación de un injerto renal. Si un paciente tiene un rechazo por una infección o por algún descuido en el tratamiento debido a no encontrarse en la planta adecuada, resultará que no ha sido tan "buena idea" este recorte tan brutal.

Los políticos que ordenan estos recortes deberían informarse antes del resultado de los mismos, pues no sólo exponen a los trasplantados a la pérdida del injerto con esta medida, sino que los obligan a volver a diálisis con un gasto muy superior y una calidad de vida inferior. Por no hablar de los sentimientos de estas personas, cosa que a los políticos les importan más bien nada.

A este paso, nos vamos hacia atrás como los cangrejos.

Ana Hidalgo


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