La sociedad de los poetas futboleros

La Selección Argentina ganó los tres partidos del grupo B y se clasificó cómodamente a Octavos de final. Primer etapa cumplida: se derrotó a tres rivales inferiores, a priori, en nombres y, a posteriori, en volumen de juego. Jugaron casi todos los jugadores de campo (salvo Garcé y los dos arqueros suplentes), dándose el gusto Maradona de probar esquemas y posiciones muy variadas.

Lo más interesante de estos partidos fue, sin duda, la oportunidad de ver a todos los jugadores de ataque con chance de mostrarse y demostrar por qué fueron llamados por el DT. "Los jugadores hablan dentro del campo de juego, lo que digan  o hagan afuera es decorativo" se dijo una vez. Cuanta razón tiene esa frase. Es que Messi se pareció mucho más al que juega para el Barcelona; tal vez por la presencia de dos delanteros delante de él o la participación de Verón y Di María en el armado de juego. Contra la crítica de algunos (me incluyo) el rosarino pudo desplegar su juego de gambeta y ataque, le faltó gol pero su punzante participación hizo que sus compañeros den pases a la red. Lo más lindo de estos tres partidos, ya que todos hablan con el corazón en la mano, fue apreciar las distintas sociedades que se tejieron en distintos momentos de cada partido. Las reglas no permiten incluir todos los jugadores que uno quisiese pero ver gambetear, hacer paredes y tirar caños a Agüero, Messi, Di María, y Pastore tal como si estuviesen en un campito de tierra, llena, y mucho, los ojos del público. Estos cuatros players respaldados por la jerarquía de Verón y Bolatti y la constante aparición en ataque de Clemente Rodriguez (un despropósito que no juegue de titular frente a México de lateral izquierdo) fueron la razón del triunfo.Lo importante es ganar no importa cómo, dicen algunos. Claro que importa ganar sino no tendría gracia el juego pero lo que perdura en el tiempo son las formas. Todos recuerdan la Naranja Mécanica o el Huracán  que armó Angel Cappa de 2009. Todos se pusieron contento con el despliegue de buen juego y muchos goles. Lamentablemente, sigue triunfando la idea de ganar como sea; mirá esa copa, que linda que es, me mato, me mato si no la puedo tener, dijo Bilardo cuando Italia ganó el último campeonato del mundo.

En el fútbol nada está dicho y ninguna formación te asegura nada. Grecia jugó con mil defensores y de igual manera no pudo frenar el embate argentino. En 1970, Brasil jugó con cuatro número 10 o enganches y fue campeón del mundo. Con los nombres que tiene el seleccionado no importará que se respeten las posiciones de ataque. Mientras se construya un sistema defensivo confiable y seguro, el ataque podrá hacer y deshacer a su gusto. Hay material para realizarlo.La sociedad de los poetas futboleros que crearon Pastore, Messi y compañía puede ser el camino al triunfo.  Un sendero que necesitará de mucha práctica y entendimiento entre los jugadores para recorrerlo. Pero es una apuesta. Un interesante desafío que tiene Maradona y su cuerpo técnico. Un paso al frente, un salto de calidad para dejar la locura de los bidones y de todas aquellas artimañas que se implementaron (¿y se implementan?) para conseguir un triunfo.