Revista Salud y Bienestar

La solución al antojo

Por Fersinski
Decides hacer tu cambio de hábitos y todo va muy bien. Te despiertas y desayunas sano, haces un snack en la mañana, comes sano, has tomado agua y entonces te habla un amigo y te invita al cine.
A él le importan 3 pedazos de pepino sus hábitos (tache al amigo) y compra palomitas, refresco y chocolate. Te empiezas a acordar de tus tiempos remotos en el que hacías lo mismo, te viajas hasta cuando estabas chiquito y comías y comías chocolates y dulces sin importarte nada. Con todo y tu mente viajando y volando por todos lados, buscándose una excusa para que pidas algo... dices que no quieres nada.
Entran a la función y de repente te das cuenta que ni estás viendo la película por estar pensando en los chocolates, las palomitas y el refresco. Hasta los volteas a ver de repente, como si pasaran Brad Pitt y Angelina Jolie al lado de ti.
Las memorias de la infancia tratan de hacerte caer. La dopamina, el neurotransmisor del placer y la motivación, pasa por un área del cerebro que se llama núcleo accumbens, en el ganglio basal, lo cuál te hace querer pedirle a tu amigo de lo que compró... o ¿por qué no? pararte a comprarte tu propia dotación.
El córtex frontal del cerebro actúa como un freno y te dice que te calmes. Te recuerda que en todo el día has comido bien. Además de que haber comido bien te estabiliza la glucosa en sangre y te hace más "fuerte" antes esas "tentaciones".
¿Qué fue todo eso y cómo salgo de ahí?
Un cerebro sano es nuestro gran aliado en nuestros buenos hábitos. Es el que nos dice que comamos fruta en lugar de galletas, el que nos dice que tomemos agua en lugar de refresco, el que nos dice que vayamos a hacer ejercicio en lugar de sentarnos a ver la tele. No todo es la fuerza de voluntad, si nuestro cerebro no está funcionando como debe, entonces no va a haber tal fuerza de voluntad.
Por "funcionando como debe" me refiero a una balance de neurotransmisores: dopamina, serotonina, endorfinas y ácido gamma-aminobutírico (GABA).
Hay varias formas de llegar a este balance y debe ser algo totalmente personalizado. Pueden empezar por practicar la fuerza de voluntad poco a poco... hasta que un día va a ser natural y un hábito más que habrán logrado.

Escrito por Fernanda Rodríguez del Peón

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