No os hacéis una idea de lo mucho que me gustan los caballos. Mi padre me enseñó a montar cuando era pequeñita y me llevaba siempre a dar una vuelta. Ahí aprendí todo lo básico sobre los caballos y los he amado desde entonces. Sé que pueden dar respeto, pero para mí son animales muy cariñosos y divertidos y, por alguna razón, me llevo muy bien con ellos. Siempre que veo a alguno le llamo y el otro día, que Mr. Preppy y yo aprovechamos para dar un paseo por La Alberca, no fue una excepción.
Hacía muchísimo que no salíamos por ahí un fin de semana y llevábamos sin pisar la Sierra más de medio año. La Sierra está preciosa siempre, pero en primavera tiene un brillo especial. Las casitas serranas tienen un montón de flores y ahora por fin podemos disfrutar de su belleza.
Estas son algunas fotos de nuestro día. Os advierto de que son más fotos de lo habitual porque no puedo evitar compartir a todos los animalitos que me encuentro. ¿Listos para un poquito de amor equino?
Llegar a La Alberca se me hizo rarísimo. ¿Quién me iba a decir a mí la última vez que estuve allí que no volvería hasta pasar una pandemia mundial y que todos los paseantes llevarían mascarilla?
Para los que no seáis de Salamanca, La Alberca es el pueblo más representativo de la Sierra y está catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España. Está lleno de casitas cuquis y muchas flores. Todos los pueblos de esta zona son impresionantes y es un lugar ideal para hacer senderismo y disfrutar de la naturaleza.
Básicamente este es el outfit que llevé para pasar el día por ahí, por si os interesa. Jeggings blancos de Calzedonia, mocasines tricolor, camisa vaquera de Springfield y jersey a rayas de Mango. Es muy común que yo me ponga este tipo de conjuntos de inspiración marinera en mi día a día. Digamos que es lo que me pongo normalmente, cuando no me hago fotos.
Mención especial merecen las rosas. Yo no sé si es por el confinamiento, pero yo veo a las rosas muchísimo más bonitas que nunca. Pero en todas partes, ¿eh? Les ha venido bien no tenernos cerca, parece ser.
Fue casi al acabar nuestro paseo que nos encontramos con tres caballitos que estaban tranquilamente comiendo hierba en su finca. Me acerqué a la verja y les llamé. Al principio solo se acercó uno de ellos, el que intuí era el más pequeñito. No sé si eran machos o hembras porque no alcancé a verlo, pero mi teoría era que se me acercó el potrito y luego vino su mamá detrás para vigilar (y también llevarse mimos).
¡Atentos a esta fotito de familia! 😄
Lo que veis en la última foto es exactamente lo que parece. ¡Se tumbó sobre la valla para que le abrazara! Y lo hice, claro, de ahí la foto que habéis visto justo al inicio del post. Se me derrite el corazón cada vez que la veo.
Por cierto, el otro caballo fue el que intentó comerse mi bolso.
Nuestro paseo por La Alberca acabó con un café calentito que agradecí mucho porque hacía ya fresquete. Después de eso nos fuimos a la Peña de Francia para rematar el día.
El detalle de la mascarilla atada al brazo.
Fotos hechas por Manuel Laya