Revista Vino
- A qué huele, don Senén? - A vino, señor Larrea -respondió el notario señalando unos toneles oscuros al fondo del comedor - A mosto, a bodega, a soleras, a botas, Jerez siempre huele así.
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Y mientras el notario decidía por los dos con la confianza de un cliente habitual, Mauro Larrea se llevó a los labios aquella copa de vino. Y con aquél sabor punzante en la boca y los ojos recorriendo las botas de madera y el trasiego ruidoso de la hora del almuerzo, sin hacer juicios ni aprecios, hablando tan solo con su alma, se dijo: Así que esto es Jerez.
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Hoy les traigo una novela; una novela para leérsela junto con una buena copa de su vino de Jerez favorito; un Palo Cortado Península, de Lustau, un Oloroso Villapanés, de Emilio Hidalgo o un Fino en Rama Urium, situada en la calle Muro, de Jerez, donde se ubica la bodega del protagonista de la novela. Lean y beban. Y empápense de Jerez.