por Oliver Molano, de Global Humanitaria Colombia
Si hace 10 años nos hubieran preguntado a los colombianos qué pedíamos cada noche, muy seguramente más de la mitad de las personas habrían respondido que la paz era lo mejor que le podía pasar a este país.
Hace una década era difícil imaginar a la guerrilla de las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarías de Colombia, Ejercito del Pueblo) y el Gobierno Nacional sentados en la misma mesa o por lo menos en el mismo sitio, pero durante los últimos 4 años y con la intervención de países como Suiza, Venezuela, Chile y Cuba; la guerra más antigua de América Latina cesaba su confrontación para empezar a buscar una salida por medio del dialogo.
El 26 de septiembre, en la ciudad de Cartagena se selló el acuerdo de paz entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las FARC- EP; 4 años de diálogos en la ciudad de la Habana en Cuba, cientos de reuniones con delegaciones que querían manifestar la importancia de ser incorporadas en los acuerdos y la garantías de no repetir un conflicto tan duro entre hermanos, se resumieron en un acuerdo de paz de 297 páginas que sellaban con la llave del dialogo, 52 años de guerra y dolor.
El 2 de octubre y como una iniciativa de las partes implicadas en los acuerdos de paz, se dispuso la refrendación del proceso de paz por medio de un plebiscito en donde nosotros como colombianos deberíamos decidir por “una paz estable y duradera”. El ambiente olía a victoria para el SÍ y muchos ya se preparaban para festejar al ritmo de la paz, pero a las 5:00 pm la campaña por el NO ganó con una aceptación de 6’424.385 votos, lo cual y para muchos convertía los vientos de paz en una utopía.
Y ¿Ahora qué?
Después del 2 de octubre, Colombia se sumergió en un mar de dudas .Basta quedarse en silencio un momento mientras se camina por la calle para escuchar a cualquier persona hablando sobre lo favorable del SÍ o lo bueno del NO, al encender la radio o el televisor, las voces e imágenes que salen de allí, relatan la desesperación de los medios por comunicar cualquier movimiento del equipo negociador del Gobierno o las directivas del Partido Centro Democrático que encabezaron la campaña por el NO, el anuncio de “Última Hora” se ha paseado más por las pantallas y por los parlantes de la radio, de lo que lo había hecho durante estos últimos años.
En las redes es usual encontrar miles de confrontaciones culpando a los que votaron por el NO por la incertidumbre que pasa por nuestro tiempo o ridiculizando a los del SÍ por su negativa reacción al no llegar a un buen término el proceso de paz.
La gran duda que agobia a todos los colombianos y colombianas es “y ¿ahora qué?”
Todos estos sucesos han permitido que la sociedad colombiana adopte una posición convirtiendo a los ciudadanos en sujetos políticos. No hay que obviar los niveles de abstención tan grandes de las pasadas votaciones, lo cual apunta a simple vista que la mayoría de la sociedad tiene poco interés en la realidad nacional; no queda más que esperar y seguir luchando por la utopía de los ciudadanos de hace 10 años; una Colombia en paz.