Revista Cine

La vaca

Publicado el 27 agosto 2010 por Fernandoramos
La vaca Es más fácil hacer llorar que reír, la frase es un cliché, pero funciona; más cuando se trata de cine, televisión, teatro, o cualquier otra manifestación de la comedia; pero centrándose en la gran pantalla, es posible decir que son pocas las películas que, sin recurrir al humor escatológico y al chiste fácil, provocan la risa de los espectadores.
Escribir buena comedia es una actividad que parece estar reservada para unos cuantos. El cine, en general, demuestra que un director o guionista que hizo reír en una época, no lo hace en otra; por ejemplo, los hermanos Farrely lo consiguieron con: Dumb and Dumber y There's Something About Mary, después no han podido repetirlo; Woody Allen lo logró durante muchos años, a ritmo de film anual, luego llegó el bajón; para recuperar algo de su nivel tuvo que reinventarse, y buscar fuentes de inspiración, y financiamiento, fuera de Nueva York.
El mundo cambia y con ello la sensibilidad del espectador, por eso el chiste que hizo reír ayer no lo hace el día de hoy.
La vaca, largometraje escrito y dirigido por el guatemalteco Mendel Samayoa, es una comedia que, según palabras del director, fue hecha para disfrutar en familia.
La cinta es protagonizada por un difunto, tres mujeres, dos abogados, un taxista, una vaca, un toro, y otros personajes secundarios; con ellos, el director busca crear una comedia de enredos.
Cuando se habla del cine guatemalteco siempre se choca contra la muralla del nacionalismo y con quienes se conforman con decir: para ser nacional está bien, por eso al tratar de ser objetivo siempre se corre el riesgo de ser descalificado, principalmente por los amigos de los directores.
Los cineastas y actores deben estar preparados para recibir las críticas, y quedarse con lo que les pueda servir para crecer, y si no hay nada que les sea útil, pues deben ser tolerantes.
Sin entrar a considerar el país de origen de La vaca, y poniéndola en el contexto general, se pueden rescatar algunos logros en la parte formal, principalmente los referentes a la escogencia y creación de las locaciones, que aunque no son complejas, se liberan, en alguna medida, de ese aspecto de cine artesanal que suelen tener las producciones chapinas. Otro aspecto positivo es el de la fotografía que, en aceptable porcentaje, confiere buena textura visual.
El problema principal de la película radica en el guión y la dirección. El primero carece de diálogos fluidos, le falta chispa; y los enredos y situaciones, de los que echa mano, pecan de ingenuos. Los actores tratan de hacer un trabajo decente, pero las limitaciones del guión no lo permiten; aun así, Tita Mendoza, La Valeria y Jorge Ramírez logran moderar su histrionismo teatral y poner algo de su propia cosecha en los diálogos, con lo que consiguen generar algunas risas. Lo de los demás actores queda para la anécdota, incluyendo la aparición de Jorge Sanz, cuya actuación aporta poco, o nada, a la historia.
El director falla en cosas básicas, como la concatenación de las escenas y el encuadre de los rostros; por lo que el ritmo se hace lento y la expresión facial de los actores no se aprecia al ciento por ciento.
Otro de los elementos que van en contra del filme es la escogencia de la música, que contribuye a que el ritmo sea lento, aburrido por momentos; además, se mezclan géneros bastante disímiles y el acompañamiento de la acción es desafortunada, como en la escena en la que se utiliza una parte de La flauta mágica, de Mozart.
La vaca, es una cinta que busca hacer reír, por medio de los enredos, pero el humor que utiliza está fuera del contexto actual. No se trata de recurrir al chiste escatológico, ni a la situación chusca, el asunto es que faltó un poco más de ingenio, no se puede hacer una película y terminarla al estilo de chiste pierdeamigos.
La época actual requiere de la ironía y el sarcasmo; ya las rutinas al estilo Cantinflas y el Chavo del ocho no alcanzan para hacer reír. Si se utilizan hay que reinventarlas.
Calificación 4/10

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