Ya se sabe que como en casa, en ningún sitio. Y que todo queda en familia. Y que todo pasa hasta en las mejores. En el caso de los Van Dulken, lo que pasa es que no son solo hermanos de sangre, también lo son en los fogones.
Enrique, Blanca, Inés, Juan. Ninguno cocina (o no lo hace como profesión) pero tienen el paladar y el ingenio lo suficientemente desarrollado como para dar siempre con fórmulas de éxito. Son cuatro hermanos y un destino: el emprendimiento constante y las ganas de alegrarnos el día.
Su apellido puede situarles más allá de nuestras fronteras, pero lo cierto es que son del sur, de Málaga, tierra de buen comer y buen beber. Como la familia, una vez más, que seguro supo inculcarles eso de reunirse en torno a la mesa entre olores y sabores de la abuela, de amor de madre.
Es precisamente lo que transmiten en su nueva apuesta en la capital, un negocio propio, en el mismo local en el que regentaban la franquicia Gorki. La Vanduca, que así se llama, es un restaurante que promete. No es alta cocina, es verdad, pero tampoco es uno más. Tiene ese “no se sabe qué” que atrapa al comensal y que es la suma de muchos factores, desde el precioso diseño de su tía Sofía Calleja, de luz y de mar, hasta la simpatía del personal y de sus dueños, de esa que se echa en falta en tantos y tantos otros locales, pasando, por supuesto, por la buena mano en la asesoría gastronómica de Sergio Pérez junto con Iñaki Antoñanzas.
Esa buena mano se traduce en recetas que no buscan el “wow!” y que, sin embargo, lo consiguen. Nos referimos a platos tan sencillos como un tomate ibérico “aliñao”, como unas albóndigas de la abuela, unas croquetas de escándalo o una torrija, a los postres, que hay que correr mucho para probar. Aquí todo es Mediterráneo, todo es fácil, todo sabe bien y lo hace más aún en su fantástica terraza en la calle Columela.
Por algo La Vanduca siempre apetece porque, al fin y al cabo, aquí uno se siente como en casa.
Calle Columela, 2
Tlfn. 915 78 23 21
Precio medio: 30-35 euros