Revista Cultura y Ocio

'La virtud de Checchina', de Matilde Serao

Publicado el 23 octubre 2015 por Carm9n @Carmenyamigos
'La virtud de Checchina', de Matilde Serao
Hoy os voy a presentar, a aquellos de vosotros que no la conocéis al menos, la historia de Checchina, la dulce Checchina. La joven vive en la Roma de finales del siglo XIX con su rudo y tacaño marido, Toto Primicerio, médico de profesión, y la vieja y beata Susana, que la ayuda en las tareas domésticas.
Es realmente elogiosa la maestría de la autora, Matilde Serao- la Emilia Pardo Bazán española- para reflejar en un breve relato de 84 páginas (incluido el interesante postfacio de Natalia Ginzburg) la rutinaria vida de esta joven romana de la burguesía pobre, apaciblemente alienada en su vida de casada y sin otro asunto que le preocupe que el gobierno de su casa.  
El marqués d'Aragona, galán famoso por sus conquistas, la corteja e intenta seducir proponiéndole una cita amorosa. Quizá vea en ella, una mujer no acostumbrada a los cumplidos ni a los refinamientos, una presa fácil para él. A Checchina la pobreza de sus viejos vestidos de lana y la monotonía de su vida- comparada con la de su más frívola y libertina amiga Isolina- se le evidencia y se le pone ahora de manifiesto como nunca antes lo habían hecho. Nuestra heroína se cuestiona ahora lo que nunca se planteó, pero sin abandonar su ternura y humildad.  
"Cuando se quedó sola, en la penumbra del crepúsculo, Checchina se echó a llorar. Ella no tenía ni zapatos dorados, ni pañuelos de batista, ni un manguito, ni un alfiler de herradura, ni un reloj. Lloraba por carecer de todas aquellas cosas necesarias para el amor." 
'La virtud de Checchina', de Matilde SeraoEl carácter de su marido y el tedio de su vida parece que invitan a dar el paso; los consejos de su criada, por otro lado, le hacen sentir el miedo y el pánico escénico. Le queda su moralidad como guía, o quizá su fuerza, empuje y valentía para tomar un camino que puede no tener marcha atrás. Dudas y zozobras le quitan el sueño, la tienen alterada y la  distraen de sus quehaceres diarios. Esta Madame Bovary en potencia y a la italiana nos cautiva desde el principio con su silencio, su inconsciente resignación y la mediocridad de su vida en la que ella brilla sin querer y sin saber. Solo queda acompañarla y apoyarla en su decisión, sea esta cual sea, y desearle suerte. Y, por supuesto, recomendaros su lectura.'La virtud de Checchina', de Matilde Serao  ¡Gracias por compartir!

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