Revista Ciencia
Ya no hay duda. La NASA ha confirmado que la Voyager 1, un artefacto lanzado en 1977, atraviesa la última frontera, los límites del Sistema Solar, a unos 18.000 millones de kilómetros del Sol. Aunque parezca increíble, la sonda, perteneciente a una época en la que la telefonía móvil e internet eran una quimera, todavía es capaz de enviar datos a la Tierra. Gracias a ello, los científicos han identificado un incremento significativo de las partículas con carga procedentes del espacio interestelar, prueba evidente de que, en efecto, un ingenio humano, el primero, está a punto de alcanzar el otro lado.
«Los científicos de la Voyager se acercan a una conclusión inevitable pero histórica: el primer emisario de la Humanidad al espacio interestelar está en los confines de nuestro Sistema Solar», afirma en un comunicado el Centro de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL, por sus siglas en inglés). «Las leyes de la Física dicen que algún día la Voyager se convertirá en el primer objeto hecho por el hombre que entre en el espacio interestelar, pero todavía no sabemos exactamente cuándo ocurrirá», dice Ed Stone, uno de los científicos responsables del proyecto. Lo cierto es que los últimos datos enviados por la sonda indican que se encuentran en una nueva región. Las partículas nuevas que está registrando la Voyager 1 proceden de otras estrellas de la galaxia y son cada vez más abundantes.
«Desde enero de 2009 a enero de 2012 ha habido un incremento gradual de en torno al 25% en la cantidad de rayos cósmicos galácticos que detecta la Voyager -explica Ed Stone-, pero recientemente hemos visto una rápida escalada en esa parte del espectro energético». En efecto, desde el 7 de mayo los impactos de rayos cósmicos se han incrementado un 5% por semana. Ahora, los científicos esperan descubrir nuevas señales de que la sonda cruza la frontera imaginaria de nuestro sistema, tales como un cambio en las fuerzas gravitatorias y magnéticas.