Si les pido que piensen qué tienen en común los topos, murciélagos, roedores, gatos, monos, ballenas, caballos, ciervos y el hombre: ¿qué me dirían? Bueno, sí, todos son de sangre caliente. Pero… me refería a otra característica, algo más global: todos son mamíferos, esa gran clase de vertebrados cuyo nombre se refiere a la presencia de glándulas mamarias en las hembras que suministran leche para alimentar a las crías.
Ahora bien, en todas estas especies siempre se habla de hembras amamantando a sus crías. Cierto, ¿no? Qué me dirían si les cuento que se han encontrado machos salvajes de una especie particular de murciélagos capaz de producir leche y amamantar. Quizás nada. Quizás los dejé sin palabras. Lean lo que les cuento.
La ignorancia les dio mala fama
Créditos: Tom Flickr
A lo largo de la historia de la humanidad, de una u otra forma, los murciélagos han sido animales enigmáticos para el ser humano, sobre todo debido a sus hábitos nocturnos. En la mayor parte del mundo han causado temor, siendo iconos en el cine de terror. Aparecen en gran cantidad de mitos y leyendas y, aunque en realidad sólo tres especies son hematófagas, es decir, que se alimentan de sangre, en general se les asocia a los vampiros mitológicos. Algunas excepciones a esta regla la constituyen la cultura Maya, donde llegaron a ser considerados como animales sagrados y el caso de China y otras culturas del sudeste asiático donde hasta hoy se considera a los murciélagos como símbolos de buena suerte, fertilidad y felicidad. Pero más allá de lo que las personas suelen percibir de estos animales, es lo poco que se sabe de ellos lo que causa este tipo de malas percepciones.
Empecemos por su dieta. Dentro del grupo de los murciélagos existe una gran variedad de dietas, además de la tan afamada sangre. Algunos sobreviven alimentándose de pequeños peces y otros, con hábitos más carnívoros, cazan pequeños animales, como lagartijas, ranas, ratones. También están los que se alimentan de frutos (frugívoros) y luego vuelan dispersando con sus heces las semillas. Algunos murciélagos se alimentan de néctar y otros de insectos, y dado que gran parte de estos insectos son plagas de cultivos y vectores de enfermedades tanto de humanos como de animales, como es el caso de las polillas, escarabajos y mosquitos, los murciélagos regulan las poblaciones reduciendo el uso de pesticidas. Un detalle; solo tres de las casi 1200 especies conocidas se alimentan de sangre.
Ahora bien, además de ser extraños por desconocimiento, lo que les contaré a continuación sí puede que les resulte raro. Los murciélagos son la única especie donde se ha documentado la “lactancia masculina” de manera espontánea. Sí, machos capaces de amamantar a sus crías.
Lactancia masculina
El proceso que implica el desarrollo de las glándulas mamarias y la secreción de leche es conocido como lactancia. Aunque puede variar y presentar mecanismos muy diversos en las diferentes especies de mamíferos, siempre es la hembra la que cumple este rol. Para ello, en general, posee mamas y pezones desarrollados cuya función es la de dar leche a la cría del mamífero producida en la glándula mamaria.
Los machos habitualmente poseen glándulas y pezones rudimentarios, con unas cuantas excepciones como los ratones, que no tienen pezones o los caballos que no tienen ni glándulas ni pezones. La lactancia masculina se ha observado ocasionalmente en algunas especies de animales domésticos, incluyendo gatos y cabras, y también algunos casos en humanos (ver más adelante), pero son excepciones asociadas en general a terapias hormonales o patologías que afectan la glándula pituitaria o el hipotálamo.
Murcielagos Dayak. Fuente: Cell Press.
Sin embargo este fenómeno parece ser común entre los murciélagos frugívoros Dayak machos (Dyacopterus spadiceus), los cuáles cuentan con mamas desarrolladas y pueden producir espontáneamente leche. En esta especie, originaria de Malasia e islas adyacentes, no solo las hembras sino también los machos pueden lactar.
El fenómeno fue observado por primera vez en el año 1992, y reportado en 1994 por un grupo de investigadores mientras trabajaban en la selva tropical de Kuala Lompat, en Malasia. Los murciélagos Dayak presentaban esta característica de forma natural, ya que ejemplares capturados en estado salvaje eran capaces de producir leche y liberarla bajo presión manual, aunque un menor volumen que las hembras. Estudios histológicos, donde realizaban cortes del tejido glandular de los machos, lo confirmaron y también demostraron que estos ejemplares tenían una espermatogénesis activa y normal, lo que aparentemente indicaba que no se trataba de un proceso patológico o defectuoso. Algunas de las glándulas mamarias de los machos estaban dilatadas por la leche, deduciéndose que no habrían sido succionadas y por ello la leche se acumulaba. Sin embargo, otros tenían glándulas menos dilatadas -pero todavía funcionales-, como en las hembras lactantes, lo que indicaba que podrían haber sido succionados. En posteriores capturas también se encontraron machos con esta característica, aunque no en todos los casos, lo que indica que la misma podría variar de población a población y de manera estacional.
¿Cómo explicarlo?
Créditos: Sanutri Alimentación Infantil/ Flickr.
La lactancia está bajo control hormonal y las diferentes especies lactan cuando aumentan los niveles de prolactina, una hormona secretada por la hipófisis anterior (glándula pituitaria) que estimula a las glándulas mamarias. La prolactina promueve tanto el desarrollo de las glándulas como la secreción de leche. La liberación de prolactina es estimulada por los altos niveles de estrógeno producidos por la placenta, de modo que uno puede pensar que la secreción de leche empieza incluso antes de que nazca la cría; sin embargo, la lactancia es inhibida por la progesterona, que también secreta la placenta. Normalmente, las mujeres que no están embarazadas tienen casi el doble de prolactina que los hombres. Esta concentración se incrementa casi 10 veces durante y después del embarazo. Sin embargo, los niveles de prolactina en los hombres también pueden elevarse bajo ciertas circunstancias o patologías.
En una primera impresión la condición embarazo-lactancia para el desarrollo mamario parece ser imposible para los machos. Sin embargo, si ocurren cambios hormonales similares a los que ocurren en presencia del feto, el estímulo puede ser suficiente para el desarrollo glandular y la producción de leche. Durante la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, se documentaron varios casos de lactancia masculina entre los sobrevivientes de los campos de concentración, quienes habían sufrido meses de hambruna. Debido a la inadecuada nutrición, los prisioneros habían sufrido atrofias en el hígado, la glándula pituitaria y los testículos. Una vez liberados y luego de recibir una nutrición adecuada, las glándulas productoras de hormonas se recuperaron más rápidamente que el hígado (que metaboliza las hormonas), resultando en una sobreproducción hormonal y en la producción de leche.
Para el caso de los murciélagos las hipótesis pueden ser varias. Por un lado podrían tener elevados niveles de estrógenos (hormonas sexuales de tipo femenino) debidos a un mal funcionamiento del hígado, sitio donde se metaboliza esta hormona y es eliminada de la circulación. También podría deberse a una deficiencia enzimática de la enzima 5 –alfa- reductasa que convierte la testosterona en dihidrotestosterona. Al haber más testosterona existe un exceso de sustrato para generar estrógenos gracias a la acción de otra importante enzima como la aromatasa, responsable de convertir los andrógenos (hormonas sexuales de tipo masculino) en estrógenos como el estradiol.
Reacción de conversión de testosterona a estradiol por acción de la aromatasa. Fuente Wikimedia Commons, Boghog2
Otra posibilidad podría ser que las glándulas mamarias de los murciélagos Dayak machos contuviesen un sistema aromatasa activo que convirtiera al testosterona circulante en estrógenos de forma local mientras está ocurriendo la masculinización en el hipotálamo. O podría deberse a la alimentación, es decir, presencia de fitoestrógenos en la dieta de estos murciélagos, como ha sucedido en el caso de ovejas (Ovis aries) hembras no preñadas y en algunos machos, donde se observó la capacidad de lactar en ausencia de tumores o malnutrición y se asoció a compuestos similares a estrógenos presentes en las plantas que formaban parte de su dieta. Hoy se sabe que más de 50 especies vegetales diferentes producen este tipo de compuestos.
Poco se ha investigado al respecto y las anteriores son todas hipótesis que quedan aún por comprobarse. Cabría preguntarse también ¿cuál sería el rol de la lactancia en los machos?, ¿representa una ventaja adaptativa para la especie? ¿los murciélagos Dayak son la única especie con dicha características?
Otra pregunta que suelen hacerse los investigadores es: ¿y por qué no? Por qué no puede ser factible que los machos hayan desarrollado esta estrategia? ¿A qué se debe la no-lactancia masculina generalizada entre mamíferos?
Muchas respuestas quedan aún por develarse, sin embargo, algo queda claro: proteger la biodiversidad no solo es una necesidad desde un punto de vista científico sino humanitario; nos estamos perdiendo de conocer miles de especies que se están llevando consigo secretos y maravillas sorprendentes como la que les cuento en este post.
Bibliografía consultada:
Thomas H. Kunz and David J. Hosken. Male lactation: why, why not and is it care? . Cell. 2009
Charles M. Francis, Edythe L. P. Anthony, Jennifer A. Brunton, Thomas H. Kunz. Lactation in male fruit bats. Nature, vol. 367, no. 6465, pp. 691-692, 1994.
Biología “La vida en la tierra”, 6ta ed. T. Audesirk, G. Audesirk & B. Byers.
por Cecilia Di PrinzioBiotecnóloga, docente y con ganas de hacer cosas para construir un mejor mañana.
@cecidiprinzio