Revista En Femenino

Land Rover y Ropa de marca (2a parte)

Por Expatxcojones

Land Rover y Ropa de marca (2a parte)

Imagen que R lleva en su móvil. Tánger, 2015. expatriadaxcojones.blogspot.com



Me he fijado que R ha cambiado la imagen de su perfil de What’s Up. Suele tener una foto de su hija. Hoy no. En su lugar, aparece una frase en árabe que no entiendo. Le pido que me la traduzca. Lo intenta pero le cuesta. Lo tenemos que poner en el traductor. Nos sale lo siguiente: Doy testimonio que no hay más Dios que Allah y que Mohammed es su profeta.
Me dice que hoy (hacemos la entrevista el pasado viernes, día de oración y descanso. Equivalente al domingo cristiano o al Sabbat judío) los musulmanes no entraremos en Facebook ni en Internet. No diremos nada. Es una manera de protestar por lo que está pasando en Francia.
   —Protestar ¿porqué exactamente?—Yo no estoy a favor de los atentados pero tampoco de la reacción de los franceses.—¿Qué quieres decir?—¿Has visto la manifestación? Han salido a la calle con más caricaturas. Me da miedo.—Pero a eso se le llama libertad de expresión…—Pero nuestra religión prohíbe la representación humana y, más la de Dios o el Profeta. Nadie los ha visto. Nadie sabe cómo son. No los puedes dibujar. Es un insulto. —Es humor. También se ríen de los judíos, de los cristianos…—Pero sus religiones no lo prohíben.—Ok. De acuerdo. Está prohibido. Lo entiendo pero… ¿Eso te da derecho a matar?—No quiero hablar de religión —me dice. —Es complicado.
Silencio. Me enciendo un pitillo. Le doy un sorbo a mi café, que está helado. Ella se termina el zumo. Y seguimos hablando de lo mismo. Y, esta vez, es ella la que empieza.
—Yo creo que son los americanos los que están detrás de todo.   —¿Qué quieres decir?    —Antes, el enemigo era Bin Laden, ahora son los yihadistas.—Pero… no entiendo… ¿Detrás de qué?—Bueno… cuando digo Estados Unidos me refiero a Israel. Es el poder en la sombra. Lo que quieren es mostrar el lado malo del mundo árabe para justificar lo que están haciendo en Palestina.—¿Tú crees?—Sí. Todo está escrito en El Corán: Un día las otras religiones intentarán acabar con el Islam. Es lo que está pasando actualmente. Mira Siria.
Hay muchas cosas que me gustaría preguntarle. Lamentablemente, están todas relacionadas con la religión, sobretodo, con el papel de la mujer. Así que insisto con la esperanza de que no se moleste. Yo solo quiero saber cómo piensa una mujer marroquí.
   —¿Por qué llevas pañuelo?   —Porque quiero —me contesta.   —Ya, me lo supongo, pero antes no lo llevabas…   —Sólo hace cinco años que me lo pongo. Antes era joven. No sabía nada. Ahora leo El Corán, veo programas de religión. Me estoy metiendo, poco a poco. Yo pienso: con pañuelo, sin pañuelo… da igual. Falda. Pantalón. La vida es la misma. Bueno… menos en el aeropuerto. Antes pasaba los controles en cinco minutos. Con el pañuelo, me paran. Me cachean. Me sacan todo el equipaje. Pasar el escáner es una odisea.    —¿Es el Islam una religión machista?    —Uff… —suspira y se queda callada unos segundos, como pensando. —No sé qué contestar. No tengo palabras en español para defenderme bien.   —Y de la Poligamia ¿Qué opinas?    —Prefiero que un hombre tenga dos esposas a que vaya de putas. —Ya pero como mujer… ¿compartirías a tu marido? —Para compartir a un hombre tienes que ser una buena musulmana. Si le quieres, le quieres. Aunque hay una Sura que dice que es preferible tener solo una. Eso está en El Corán. —No lo sabía.   —Para mi el problema no está tanto en la religión como en la educación islámica. No es la correcta. Desde que nacemos todo lo que nos rodea: comida, gente, actos… TODO está prohibido o No Prohibido. No hay término medio. Siempre es lo mismo: tienes que hacer tal cosa o No debes hacer tal otra.
Me cuenta que a ella le vino la regla siendo todavía muy pequeña. Con sólo diez años. Para los musulmanes, cuando a una chica le viene la regla se convierte en mujer y entonces tiene que cumplir ciertas normas. Una de ellas es hacer el Ramadán.
   —¿Tú crees que es normal? —me pregunta. Y yo no sé qué contestar.   —…   —¿Crees que es normal que una niña de diez años haga el Ramadán? Mientras los demás críos no lo hacen. Es muy difícil…   —Imagino…   —Todavía, hoy, es una de las cosas que más me cuesta. Rezo, voy a la mezquita, pero cuando llega el ayuno… —He oído que hay muchos marroquíes que en época de Ramadán se van a España. —Al final, la consecuencia de imponer algo por la fuerza es que las personas interpretan la religión como le da la gana. Y, mientras los demás no se enteren… Es como lo de la virginidad.   —¿?   —Nuestra religión dice que hay que llegar virgen al matrimonio. Por eso hay muchas chicas que lo hacen por detrás. Está de moda. Así se supone que no hacen nada malo. Porque llegan vírgenes a la boda. —Y levanta las cejas. — Lo nuestro es que es paradójico.   R es una musulmana creyente y practicante. Aún y así, me confiesa que hay cosas de la religión con las que ni ella está de acuerdo.
   —Me arrepiento de no haberme acostado con mi primer novio, el que murió. Nos queríamos. Estábamos enamorados. Hubiese sido una demostración de amor. Por hacer lo correcto perdí la virginidad en quince minutos y, después, me tocó vivir una pesadilla.   —Porque, en realidad, no sabías con quien te casabas…   —Claro, pero cuando se lo digo a mi madre ella me contesta: Has hecho lo correcto. Irás al paraíso. Y el día del Juicio Final te encontrarás con él.   —…   —¡Tengo que esperar MIL años! —y se ríe. —Hay cosas que no las veo lógicas, ¿entiendes? ¿Tengo que sufrir toda mi vida para estar bien no se sabe cuándo? ¿Y ahora qué? ¿Qué hago yo? Sola. Separada. Con una hija. ¿Voy a estar siempre esperando?
Sus últimas palabras me dan qué pensar. Marruecos está cambiando, de eso no hay duda.  Con ciudades que se hacen cada vez más grandes pero en las que la gente sigue viviendo como si se tratara de un pueblo pequeño. Con un fuerte peso de la tradición. La familia. Los valores religiosos. Pero, al mismo tiempo, inmersos en un mundo que cambia sin parar. Que ofrece un sinfín de posibilidades nuevas y que está al alcance de la mano. Es para volverse loco.

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