Revista Cine

Langosta

Publicado el 06 diciembre 2015 por Spiderman @cineylibertad

langosta-cartelA pesar de haber obtenido el Premio del Jurado en el Festival de Cannes (no sé en qué estarían pensando los miembros del jurado), Langosta es una ficción distópica, que no hay por dónde cogerla y no tiene absolutamente nada de comedia negra. Sí la idea era entretener, el objetivo no se consigue. Se ha querido que reflexionemos, pero sólo lo logra a medias.

 
El argumento gira en torno a David, un hombre separado, que es destinado a un hotel en el que se obliga a sus habitantes a emparejarse en un periodo inferior a 45 días. Las personas, que no encuentren pareja, serán transformadas en animales. Este hombre en una entrevista previa tendrá que decidir en qué animal quiere convertirse en el caso de no encontrar al amor de su vida. De ahí viene el título de la cinta en cuestión.

 
El encargado de llevar a cabo esta coproducción ha sido Yorgos Lanthimos, autor de Alps o Canino. En palabras del cineasta, esta es su película más romántica que intenta ofrecer una visión honesta de las relaciones humanas, donde no es oro, todo lo que reluce. El problema principal de esta producción es que su ritmo es monocorde y los diálogos nos parecen reiterativos y bastante simplones. El autor se recrea en las escenas morbosas y crueles que hacen los protagonistas o los secundarios, explicando que su obra es una comedia y habría que decir que sólo se escuchó una carcajada durante 128 minutos que duró este largometraje, lo que no invita a acercarse a este producto. La cara de los espectadores que salían de la sala era un auténtico poema. No nos extraña que el actor Jason Clarke abandonara el proyecto por problemas de agenda. La banda sonora es muy repetitiva y chirriante, terminando por agotar.

 
En contraposición con lo negativo, las interpretaciones de los actores son muy buenas porque no desentonan con el tono propuesto por realizador griego, trasmitiendo grandes dosis de frialdad. En el reparto participan actores de la talla de Collin Farrell, Rachel Weisz, Léa Seydoux o Ben Whishaw.

 
La película es una exagerada metáfora de las relaciones de pareja porque se fija en los extremos tanto los muy positivos como los excesivamente negativos de las relaciones entre un hombre o mujer, haciendo algún que otro guiño a la ideología de género. Sugiere indirectamente la necesidad de ser libres para decidir con qué persona queremos pasar el resto de nuestra vida. Por otra parte, puede verse como una crítica a la sociedad actual en la que no se acepta que haya personas que opten por la soltería en sus diferentes “modalidades” (publicado en Pantalla 90).


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