Revista Opinión

Las Reivindicaciones Pendientes. Guinea Ecuatorial

Publicado el 05 abril 2013 por Cspeinado @CSPeinado

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Foto de Internet. Mira tú que mono lo que teníamos...

España llegó tarde al reparto del pastel africano. Tan tarde que cuando quiso acordar sólo tenía un trozo desértico al norte, el Sáhara Occidental y otro trozo mínimo al sur, Guinea. y es de comprender que, teniendo casi todo el continente Americano, África nos la bufase a pesar de ser nuestra expansión más lógica al limitar con ella al Sur. El caso es que, por circunstancias de la Historia, Guinea llegó a España de rebote, sin planificarlo siquiera. España mantenía una durísima pugna con Portugal que se vió zanjada en mil setecientos setenta y ocho, tras el Tratado de El Pardo sobre la Colonia de Sacramento sita en Uruguay. Nos engañaron como a chinos. Nos sacaron de nuestro continente mandándonos al suyo. En un "yo te doy tu me das", pillamos un terruño selvático. Muy verde y muy tropical, pero al que la verdad no se le hizo ni puñetero caso. Tan poquito se consideró que tardamos bastantes años en ir a tomar posesión. Fue el trozo raro del Imperio al que se ninguneó.
Un trozo de España en África.
Yo creo que no sabiamos ni que lo teniamos, ni cuando se integró en el Virreynato de Rio de la Plata hasta mil ochocientos diez ni después. Sólo nos servia cómo base de operaciones para llevar esclavos a América. Cuando los ingleses nos cañonearon hasta conseguir que abolieramos la esclavitud el negocio se fue al cuerno. Guinea cayó en el olvido saliendo solo a la palestra cuando alguién se interesaba en pillárnosla previo pago o invasión. Entoces nos poniamos gallitos y movíamos el dedo índice diciendo "A Guinea ni mirarla". Después se nos olvidaba otra vez, hasta la siguiente provocación, Así hasta que el abuelo Paco fijó sus ojos en sus veintiseis mil kilómetros cuadrados de territorio continental y dos islas y decidió hacer algo con ella. Si, señores. El poco progreso que conoció Guinea de manos españolas fue de la mano del Dictador. Para gustos colores. Guinea hasta entonces no tenía utilidad, ni cómo base de operaciones ni cómo extensión española de territoriedad.
El caso es que Guinea era algo así cómo uno de esos cacharros que uno compra sin pensar y que después lo tiene rodando por toda la casa sin saber muy bien ni para que sirve ni donde ponerlo. Era un territorio nimio en el continente en comparación con sus vecinos y dos islitas que, eso si, nos disputaron cómo moscas cojoneras los ingleses en diversas ocasiones. Finalmente y cómo no se sabía para que la queriamos la utilizamos para lo más lógico. Guinea se convirtió en presidio del Estado en mil ochocientos sesenta y uno. Cómo el penal de Isla del Diablo de Francia pero a la española. Años antes, cómo ya he dicho, había servido de base para expediciones esclavistas con destino a los cultivos de ultramar. Ésto quedó claro en la pelicula "Amistad" que nos dejaba a la altura de Betún. Al menos yo interpreté que cuando salía esa secuencia tan mal rodada en que los bretones bombardean una fortaleza llena de esclavos, ésta estaba en Guinea. Luego resultó que no, que era una base portuguesa algo más al norte.
La tontada guineana.
Corriendo el tiempo sirvió para traernos a todos los que querian seguir siendo españoles cuando Cuba dejó de serlo siempre y cuando fueran tiznados. Algo así cómo separar en categorias a nuestros compatriotas. Español blanco a España. Español negro a Guinea. Todo muy democrático y voluntario. Deprimente. Finalmente se decidió hacer algo, cuando ya corría el franquismo. Un plan de desarrollo sin saber muy bien que quería decir esto. Porque hablando claro Guinea Ecuatorial era lo más próximo a un territorio inutil que teníamos. Incluso el Sáhara era rico en fosfatos, pero Guinea... Guinea sólo tenía selva. Nuestros intrépidos expedicionarios la recorrieron por sus tres fronteras rectilineas sin encontrar más que selva, bichos y nativos cabreados. Al final, aprovechando el clima y puesto que el turismo supongo que no era demasiado viable, para lo que al final sirvió fue de una enorme plantación de cacao que se cultivó con miles de braceros traidos desde Nigeria.
Eso fue Guinea, el huerto del cacao que pagabamos de mano de la maquinaria franquista a precio de oro. Nos salió carísimo el Cola Cao, a precio de Uranio, entre lo que nos costaba cultivarlo y lo que nos sajaban los catalanes por vendérnoslo... La verdad no es de extrañar que nos deshicieramos de ella de una manera tan, digamos, diplomática. Costó al principio pues el abuelo Paco la quería cómo un territorio colonial para poder decir que seguiamos siendo la hostia. Que teníamos territorios por ahí que nos costaban una pasta y de los que no sacábamos más que materia prima para que la Nutrexpa se forrara. La opinión pública, amordazada por el Régimen, de haber sabido lo que nos costaba el territorio en cuestión no habría dudado en mandarla al paseo. Si hubieran sabido el potencial petrolífero de la misma, de seguro que aún estariamos peleando por no deshacernos de ella. Así son las cosas y así las cuento. Sómos tontos hasta para eso.
Descolonizad malditos.
Aquí, quizás, pecaré de ser un poco muy parcial. Guinea Ecuatorial no nos aportaba nada antes de revelarse cómo una potencia petrolífera y la misma ONU inutil que propuso la descolonización del Sahara, forzó la de Guinea. En este caso nos encogimos de hombros y dijimos "pues vale". No hubo tantos reparos para deshacernos de ella, es cierto, pero no es menos cierto que se intentó todo lo intentable legalmente, de forma diplomática y sin liar la de San Quintin, para conservarla. Se nombró provincia con el mismo estatus de las provincias españolas e incluso otorgarle el estatus de Comunidad Autónoma con un cierto grado de Autogobierno. Cosa que, cómo no, levantaba pullas en la Península por la simple razón que Cataluña y Euskadi, de natural soberanista veían cómo sus ansias de autogobierno eran machacadas mientras que las de Guinea se miraban con buenos ojos desde El Pardo. Aunque viéndolo desde la perspectiva del tiempo quizás el Cara Garbanzo se olía algo y pensaba que era mejor estar a buenas con los Guineanos. Nunca lo sabremos.
De todos modos, la ONU, ansiosa de descolonizaciones (¿para cuando lo de Gibraltar?) no se dejó engañar y forzó a la misma al Régimen. Carallo, debió pensar el dictador cuando supo firmado el tratado entre Guinea y España para su independencia. Joder, debió pensar Macias cuando vió que los españoles se iban llevandose su dinero y todo lo que podían arramblar devolviéndoles a la edad de piedra. Pero no había problema. Cómo todo en Africa es explotable, mientras las potencias occidentales volvian a casa, las potencias comunistas ocupaban su lugar. Años más tarde companias rusas, cubanas y de índole comunista se plantarian en el territorio descubriendo el petróleo que no descubrió España. Guinea se convertía en un país inmensamente rico, de cara a la galeria muy democrático y realmente en una dictadura atroz de manos de Macias y posteriormente de Obiang. Aquí es cuando España debió pensar que tenía que poner toda la carne en el asador para reivindicar lo que no reivindicó cuando en los sesenta la colonia se hizo independiente.
Cagadas con olor a Petróleo.
Guinea Ecuatorial es en la actualidad una Democracia Constitucional. Perdonad, pero me estoy partiendo de risa al escribir ésto. Cómo todo lo que la ONU obliga a hacer rápido, suele salir mal y Guinea no es la excepción que confirme la regla. Es una puñetera dictadura en manos de Obiang que se ha hecho muy rico con el petroleo y que oprime sin problemas a la población. Más o menos cómo Venezuela pero con menos gracia que el finado Gorila Rojo. España siempre representó la Justicia y el Ordén que el dictadorzuelo africano se pasa por el arco del triunfo. Aquí es cuando viene la reivindicación, pues España debiera alegar éste hecho cómo causa justa para una intervención en el país. De hecho España aplica un doble rasero hacíendole la corte a Obiang, gran amiguito de Desatinos en particular y los sucialistas en general con importantes inversiones mientras ningunea con falsas promesas a la Oposición democrática representada por Severo Moto.
Es cierto que nuestro país se lavó las manos porque allí no había tela que cortar. También es cierto que ahora resultaría hipócrita reivindicar el territorio por tener una riqueza petrolifera que supera los trescientos mil barriles diarios.Pero no es menos cierto que es repugnante que el dinero de los españoles vaya, via Cooperación Internacional, a manos de un dictador que viola derechos humanos y que no tiene la más minima intención de acabar con esa situación en el País. Bajo mi punto de vista España debe reivindicarse cómo País que tiene que decir mucho en cuanto a esta situación y plantearse, al menos, sanciones económicas e intervenciones encaminadas a conseguir que Guinea sea el país democrático que debe ser. Pues, tal y cómo Marruecos hace y deshace en el Sáhara sin control de la ONU que le otorgó el territorio, Guinea hace lo mismo sobre sus nacionales que aún siguen preguntando ¿Cuando van a volver los Españoles? Antes lo harán los franceses, ingleses o somalíes...


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