Las series de televisión con la clásica historia de un criminal psicópata y el policía que lo persigue se repiten cada temporada. Pero si ese asesino es ni más ni menos que Jamie Dornan, el flamante protagonista de 50 Sombras de Grey, y su antagonista es una sexy policía en la piel de Gillian Anderson (Expediente X), el factor diferencial de la serie británica The Fall (La Caza) queda más que claro. Sí, de acuerdo, tenemos a una oficial de policía intentando detener a un asesino que no deja pistas y vive una vida casi normal, pero hay un detalle que la distingue de otras series similares: desde el minuto uno sabemos quién es el asesino.
Paul provocando un poco
The Fall no es un thriller al uso. La trama nos transporta a una conflictiva Belfast donde una detective de Scotland Yard, Stella Gibson, sigue los pasos de un asesino de mujeres, Paul Spector. El interés no reside tanto en la resolución del caso, sino en el complicado retrato que se hace de sus protagonistas, sin importar su bando. Ambos son listísimos, fríos y calculadores, y con carencias suficientes como para ingresar en la lista de pacientes vip de la Doctora Melfi de Los SopranoCon este punto de partida, nos encontramos con que los supuestos antagonistas se parecen más de lo que quisieran. Y cuanto más cerca están, más expuestos y vulnerables se encuentran, oscilando entre la tensión sexual, el desprecio (propio y hacia el otro), la obsesión, el control y la dominación. Pero no, esto no es Grey aunque lo parezca.
Lecciones de estilo
Mientras se desarrolla ese juego del gato y el ratón, la serie pone en cuestión las convenciones actuales sobre la violencia hacia la mujer, las actitudes sexistas en el entorno laboral y las parcelas de vida privada que compartimos a través de Internet. Los personajes secundarios, que incluyen a Archie Panjabi (¡Kalinda!), y el entorno católico conservador de Irlanda del Norte terminan por redondear la idea.La detective
La prima de Stella hace 25 años
Toda gran serie debe tener un gran personaje. The Fall representa el regreso de Gillian Anderson a un papel protagonista desde la agente Scully en Expediente X. Allí era una mujer racional y escéptica, con conocimientos científicos suficientes para enfrentar cualquier amenaza terrenal o alienígena. Dos décadas después, la misma Anderson lidera un nuevo cambio en los roles femeninos, con el personaje de la superintendente Stella Gibson, una mujer fría, desinhibida e independiente, con un control total sobre su vida y su profesión. Nos entran sudores de pensar lo que podía haber pasado si esta mujer hubiera pillado al buenorro de Mulder cuando trabajaban juntos.Así que adiós a heroínas fracturadas o masculinizadas para exigir respeto en ambientes dominados por hombres. Stella no busca reconocimiento, viene a cazar a su presa, es una depredadora. Puede tener a quien quiere, cuando quiere, como bien se ha mostrado en la primera temporada. En la segunda las cosas no han salido, quizás, como esperaba. Pero tiempo al tiempo, Stella.
El asesino
¿Asesino? ¿Yo?
Tras años de justificación del serial killer (Dexter tuvo mucha culpa), volvemos a los asesinos malos, sin dobleces. Lo más inquietante de un personaje como Paul Spector es que podría ser cualquiera: tu vecino del 2º, el camarero del bar de la esquina o el dueño de la panadería. Tras encarnar al sheriff de Once Upon a Time en su primera temporada, Jamie Dornan se pone en la piel de un amantísimo esposo y padre que vive una vida normal. Bueno, todo lo normal que puede ser si en realidad eres un loco criminal. No vamos a negarlo, no hay nada que dé más terror y cause mayor atracción que un asesino ordenado, metódico, inteligente y culto, que casi nunca comete errores. Y luego está el hecho de que encierre a un criminal diabólico en el cuerpo de un Adonis, eso es sin duda un punto a su favor. Jamie, por este personaje casi te perdonamos que pongas rostro al amigo Grey.El pulso entre Gibson y Spector continuará una tercera temporada aún sin fecha de estreno, pero ya confirmada por la BBC. Esperemos que sea la última porque alargarla mucho más no es la mejor idea, y eso que la primera y la segunda sólo suman 11 capítulos, una muy buena costumbre que tienen las series británicas. Todo funciona en 'The Fall' como un perfecto mecanismo de relojería, no sobra ni falta nada. Tampoco revoluciona la televisión, no inventa la rueda, pero funciona. Es de esas pequeñas series que prefieren pasar desapercibidas, pero no vamos a permitirlo, merece ser recomendada. Aunque sólo sea por devolvernos a Scully por la puerta grande.En España AXNemitió anoche el final de la segunda temporada.