Laura Nicholls captura un rebote ante Ana Dabovic y Petrovic. Foto: FIBA.
"De eso se trata, de cumplir sueños", responde Laura Nicholls (Santander, 1989) a Elena Jiménez, periodista de TVE, en los pasillos del Carioca Arena 1, de Río de Janeiro. "No puede ser, no puede ser", se había dicho a sí misma, esbozando una amplia sonrisa, en el banquillo. Con 17 puntos de margen y minuto y medio por jugarse, España tenía los dos pies en la final de los Juegos Olímpicos por primera vez. Dejó afónica a la actual campeona de Europa, a una Serbia golpeada continuamente por el arrojo de Laura Nicholls (13 puntos y 12 rebotes), el temple de Silvia Domínguez, la magia de Alba Torrens o la defensa de Ndour. Estados Unidos, que venció a Francia por 67-86 en la otra semifinal, será su rival por el oro.
Laura Nicholls es una soñadora auténtica. Nunca repara en el marcador y no le tiene miedo a nadie. Sus sueños y los de sus compañeras son sagrados. "Todo es muy bonito [sobre la Villa Olímpica, pero que empiece ya", decía antes de empezar la competición. Es casi imposible que alguien le saque una foto durante un partido sin que esté apretando los dientes. Nicholls intimida y no da un rebote por perdido. Es un portento en defensa. La sufrió a Milovanovic, la pívot serbia con más clase y que se marchó indignada al banquillo, en el ecuador del tercer cuarto, con cuatro personales. Serbia se sentía minúscula ante una España coral. Su estrella, Sonja Petrovic (4/15) la pagó con una protección para los cámaras y fotógrafos. En el gesto de la rabia de la alero serbia se explica la grandeza de la selección de Lucas Mondelo, que de nuevo ha sabido dar con la tecla y adaptarse a las circunstancias. Incluso a la lesión de la jugadora que, según él, era la mitad del grupo: Sancho Lyttle. Luci Pascua y Laura Gil han tenido pocos momentos, pero han sido muy útiles, y Ndour, que coincidirá en el Ragusa italiano con Nicholls, resultó clave sobre todo en el tramo final del sufrido partido de cuartos ante Turquía y no tuvo dudas en semifinales. Lanzada por Nicholls, Laia Palau y Alba Torrens, España puso la directa en el primer cuarto (20-9) y se bloqueó, por momentos, en el segundo, con cuatro pérdidas en tres minutos y sin recursos para frenar a una Cado hiperactiva. La selección dio un paso adelante en el rebote (capturó sus primeros siete ofensivos y acabó ganando dicha estadística por 44 a 31) y el partido ya no tendría historia en la segunda parte. Las hermanas Dabovic, Ana (4/12) y Milica (0/3), estuvieron muy por debajo de sus prestaciones. Marina Maljkovic, puro nervio como su padre, Bozidar, llegó a contemplar el partido sin dar instrucciones. Impotente. "Pieza fundamental de este equipo""Qué contento estoy por Laura Nichols, pieza fundamental en este equipo. Ha trabajado mucho para llegar ahí", escribió Ramon Jordana en su cuenta de Twitter. La entrenó en el Segle XXI, prolífica proyecto de jugadoras jugadoras. En la Blume estuvo tres años y en junio de 2007 se anunció su fichaje por el Celta, donde se reencontraría con Alba Torrens. Otra representante de la exitosa generación de 1989. Aunque su espejo fue una de las mejores pívots que han pasado por la Liga: Razza Mujanovic. "He aprendido a enfrentarme a una pívot más grande que yo, en estatura, en peso y, sobre todo, en experiencia", relataba en una entrevista a la FEB. Acabó el año como máxima reboteadora nacional, con 7,66 rebotes. Jugó 856 minutos entre Liga y Copa de la Reina. Con casi media hora de media. Evaristo Pérez no dudó en convocarla para los Juegos Olímpicos de Pekín, donde la selección cayó en cuartos ante una Rusia lanzada por la nacionalizada Becky Hammon. Laura Nicholls no ha faltado a ninguna convocatoria en la absoluta: de momento, dos bronces (Europeos de Letonia de 2009 y Hungría-Rumanía de 2015), una plata (Mundial de Turquía de 2014) y un oro (Europeo de Francia de 2013). "Ya tenemos una medalla colgada", dijo después de ganar a Serbia. ¿Será de plata o de oro? "¿Por qué no seguir soñando? No queremos bajar de la nube", cerró su compañera Luci Pascua.