Es más que evidente que en un futuro no muy lejano la experiencia de visitar un museo simplemente dejándose llevar por la técnica, el simbolismo, el mensaje, la importancia o la belleza de una obra, pasará a un plano secundario. Quizás 'secundario' no sea el término más adecuado para definir su papel, pero no cabe duda que su vinculación con la tecnología será clave para conseguir que las personas sigan yendo físicamente a estos equipamientos.
La experimentación con realidad aumentada y los nuevos dispositivos móviles cobrarán un gran protagonismo. Y esta realidad no tan lejana es la que ha tenido en cuenta el señor Léo Caillard que, ha traspasado los menus de un iPhone o un iPad, el escritorio Mac o el entorno de un iPod a obras de arte. Y mirad qué resultados...