Mi querido Guillermo Aguirre tiene una nueva novela. Está entre mis manos desde el instante en que llegó a las librerías, con su firma y su dedicatoria, aplazada por una torre de libros que finalmente consiguió escalar para colarse en las primeras posiciones, saltándose algún que otro clásico.
Las últimas noches las he pasado en compañía de "Leonardo", ese ser que tira de ansiolíticos y antidepresivos para marear entre sus (¿amadas?) C. y S.
Con la primera página, tuve miedo de que no me gustara. Con la última, tengo miedo de que no me creáis lo suficiente cuando digo que es una excelente novela, de esas que dan envidia de lo bien que están escritas y que quitan a los demás un poco las ganas de seguir creando.
Él habla de la Teta Blanca, de ansiedad y de piratas, y recibe como respuesta la ceguera y la pornografía.Y yo, entre tantas palabras tan bellas y tan bien colocadas, me paso a la práctica para solo añadir que ya tengo un nuevo ejemplar envuelto para regalo. No se me ocurre un acto mayor de gratitud por las horas pasadas entre sus páginas.
Enhorabuena, querido.