Revista Cultura y Ocio

Li Shangyin, el poeta amoroso

Publicado el 17 diciembre 2011 por Tiburciosamsa

Por suerte su poesía amorosa es más legible. Normalmente cuando uno escribe poesía amorosa es que algo conoce del tema. Si uno ha pasado lo mejor de sus noches entregado a la papiroflexia, posiblemente no se le venga a la cabeza escribir versos apasionados a su amada. “Puedo doblar los pliegues más tenaces esta noche…” es lo más que se le ocurriría.
He indagado sobre la vida amorosa de Shangyin y todo es un poco confuso. Li Lienfung cuenta que estuvo trece años casado con la hija de Wang Maoyuan y que nunca le hizo reproches de que por culpa de su matrimonio sus posibilidades de trepar se habían reducido a cero. Ella murió cuando él tenía 39 años. Shangyin no se volvió a casar, aunque tuvo un romance muy sonado con una monja taoísta. A.C. Graham, que le ha traducido, le atribuye una vida amorosa bastante más movida, basándose en parte en las alusiones de sus poemas y en sospechas de críticos chinos. Así, piensa que un poema tiene alusiones a un aborto y otro a un amor ilícito, tal vez tenido mientras estaba casado. Especula que además de la historia con la monja taoísta, pudo tener otra con la concubina de Wang Maoyuan. Red Pine, en cambio, prefiere dar a alguno de esos poemas amorosos una interpretación más alegórica. Interpretación que también siguen muchos literatos chinos a los que no seduce la idea de que sus grandes poetas fueran unos pichas bravas. La taiwanesa Su Xuelin, en cambio, sobre la base de sus poemas sugiere que Shangyin tuvo romances con tres hermanas que oficiaban en un templo taoísta donde estudió en su juventud. Más tarde habría tenido relaciones con dos hermanas que interpretaban música en el palacio real. La opinión más generalizada es que Su Xuelin ha llevado un poco lejos sus interpretaciones de los poemas de Shangyin.
Un ejemplo de su poesía amorosa:
“Las promesas de que vendrías eran palabras vacías, te fuiste sin dejar huella.La luna oblicua sobre el tejado, la quinta hora suena.Sueños de viajes remotos, llantos que no puedo evocar,Me apresuro a terminar la carta, tinta que no se espesa.”
El poema continua cuatro versos más, pero me quedo con éstos, que describen perfectamente un plantón. La pérfida no viene, como prometió. Hoy la llamaríamos al móvil. Shangyin tiene que conformarse con escribirle una carta, que podemos intuir nostálgica.
La pasión vuelve a morder. Empieza ahora la primavera.Mira cómo poco a poco la noche gira.Ecos en la casa; querer subir, no atreverse.Brillo tras el biombo; desear traspasarlo y no poder.Dolería demasiado, la golondrina en una horquilla;verdaderamente me avergüenza, el fénix en un espejo.En el camino de vuelta, el amanecer del sol sobre Heng-t’ang.El brillo de la estrella matutina me dice adios en la silla enjoyada.”
Con ayuda de una nota al pie que indica que Heng-t’ang era el barrio de las cortesanas, me imagino la situación. El poeta se ha puesto cachondo. Arriba hay una mujer a la que desea, pero no se atreve a intentarlo. Teme el rechazo. La noche va pasando, él se debate en la duda y encima está bastante salidorro. Los dos versos del final nos cuentan lo que sucedió finalmente. Dado que no se atrevía con la amada fue a aliviarse con una cortesana y debió de salirle bien la jugada, porque son versos optimistas, de ésos que se te ocurren después de decir: “Dios, menudo polvo he echado.” Bueno, ahora lo más que se te ocurre es fumarte un cigarrillo. Hemos perdido mucho desde el tiempo de los chinos.
La estructura de bastantes de los poemas de Shangyin me parece que consiste en hilvanar una serie de imágenes brillantes que el lector de hoy no puede entender sin ayuda de notas a pie de imágenes y al final un cierre con dos poemas cargados de sentimiento que resumen lo que quería decir. Hay uno de sus poemas amorosos del que no me he enterado ni patata, pero los dos últimos versos son gloriosos:
Nunca dejes tu corazón abierto con las flores de la primavera:una pulgada de amor es una pulgada de cenizas.”
No estoy seguro de si he entendido realmente lo que quería decir el poeta, pero lo que he creído entender me basta.
“Siempre difícil encontrarse, siempre tan difícil partir.Toda flor se estropea en el desfalleciente viento del este.Los gusanos de seda primaverales rebobinan hasta la muerte los hilos de su corazón:La mecha de la vela se hace ceniza antes de que se sequen sus lágrimas.El espejo de la mañana sólo se preocupa, un cambio en sus sienes nubladas:Recitando un poema en la noche, ¿ella siente el escalofrío de los rayos de luna?No está lejos, de aquí a la Colina del Hada.Abejaruco, sé rápido, reconoce el camino para mí.”
No sé realmente lo que que Li Shangyin quería transmitir en este poema, pero a mí me hace pensar en dos amantes que se reencuentran después de veinte años y descubren que el amor sigue ahí, pero más maduro. Así es la buena poesía amorosa. Da lo mismo que entiendas lo que el poeta quería decir. Lo esencial es lo que te evoca.

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