Revista Cultura y Ocio

Libération lo lleva mal...

Por Ricardofernandez
Libération lo lleva mal...
Olivia Chaumont
En diversas ocasiones hemos dedicado en este blog atención a la figura, trabajo y ejemplo de Olivia Chaumont. Recientemente, con ocasión de la conmemoración del 8 de marzo, el diario francés Libération publicaba en su última página una entrevista con esta mujer, que hace ya un año comenzó a aparecer en diversos medios de comunicación del país vecino, y también en el nuestro. Recuerdo ahora la entrevista realizada por el diario Público y también la de la última página de El Mundo. A estas alturas todos conocemos la razón del interés suscitado por Olivia Chaumont: encarna por sí sola un gran avance para la Francmasonería en general y para el Gran Oriente en particular.
Lo anterior no impide sin embargo el menor acierto de algunos medios a la hora de enfrentarse con las circunstancias del ser humano. Concretamente, la última entrevista publicada de la que hemos tenido conocimiento, ha pecado quizá de un exceso de morbo que ha terminado por desenfocar un artículo redactado por Anastasia Vécrin. A través de diversos medios hemos conocido el planteamiento realizado por la prestigiosa publicación francesa LGBT Yagg, que ponía el dedo en la llaga con un título concluyente: "Libération tiene reparos en ver a Olivia Chaumont como una mujer". Desde Memoria Masónica no podemos sino contribuir a la difusión de este breve texto, traducido al español, para poner una vez más de manifiesto todo el respeto y admiración que sentimos por esta gran mujer, por esta gran amiga y hermana que es Olivia.

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Libération tiene reparos en ver a Olivia Chaumont como una mujer

El retrato de la última págna de Libération se consagraba ayer, 8 de marzo, Día Internaciónal de la Mujer, a Olivia Chaumont, transexual y francmasona. El detalle nos habría gustado de no ser por que mezcló un poco de todas esas cosas que no se querrían leer en artículos en los que el objeto principal o secundario es la transexualidad.

El artículo, titulado "Franche maçon", comienza así: "Hace cuatro años, Olivia Chaumont todavía era un hombre. Hoy, mujer, transexual, lesbiana, a nadie se le ocurriría poner en duda su feminidad: una larga cabellera plateada, cintura de avispa dentro de un abrigo de piel gris, pantalón de cuero negro, tacones altos".

Olivia Chaumont asume perfectamente su transexualidad, tal y como lo ha acreditado en diversas entrevistas dadas a Yagg (la más reciente). Y se lo repite a Libération: "Una transexual sigue siendo una transexual. (...) No siento vergüenza por ser transexual; nada hay pero que intentar ocultarlo". Sin embargo, ¿hacía falta empezar el artículo así? La notoridad de Olivia proviene del hecho de que ha logrado hacer evolucionar al Gran Oriente de Francia (GODF) que, con ella, se ha abierto a las mujeres. Su éxito deriva de su cambio de sexo, por supuesto, pero también de su tenacidad, de su voluntad de ir hasta el final. ¿En serio hacía falta esperar hasta el sexto párrafo para llegar al meollo de la historia? En Libération.

Et si omnes, ego non.

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