El café Libertad 8, a parte de lo poético de su nombre, encierra dentro muchas historias del pasado. Me habían hablado antes de conocerlo esta noche y de sus historias y ciertamente hay veces que nuestra imaginación vuela y crece tan libre que en ocasiones supera con creces a la realidad. Me lo había imaginado como un lugar bohemio y poético en cada uno de sus rincones. En mi mente era algo más cálido y sus paredes hablarían por si solas.
No era así
del todo, pero no ha hecho falta porque mi cita era con Marta Tchai.
Prefiero que me decepcionen los lugares a que lo hagan las personas.
Por el camino a mi encuentro, iba disfrutando de uno de los regalos mas bonitos que me hayan hecho nunca, mientras pensaba en aquel lugar hermoso que acogería la cálida voz de Marta.
El disco En Azul me encanta. Ya os he hablado en otras ocasiones de él, pero el momento más emotivo y mágico del concierto ha estado bañado por tres premisas:
La primera:
dos bellas canciones inéditas que espero poder tener en mi poder más pronto que
tarde. No recuerdo como se llamaban, la que más me ha gustado creo que era algo
así como: tirita. Yo sí que tiritaba de emoción cuando, detrás de ese
maravilloso descubrimiento, ocurre la segunda premisa: Marta me ha sorprende
diciendo: “Ésta para ti, Elena” y me ha dedicado otra de sus canciones que no
está en el disco y que conocí en otro de sus conciertos. Os juro que poco me ha
faltado para que las lágrimas se me escaparan de los ojos, que retenía como
podía. Por si todo esto fuera poco y para rematar con la tercera premisa, tocan
Taxi Dorado, que es mi canción favorita del grupo.
Han terminado con “Naúfragos”, el single con el que se dieron a conocer y yo ya no podía ni cantar, ni moverme. Si hubiese habido una emoción más mi corazón habría explotado. Pam, pam, patapám!
Ha sido un concierto maravilloso. Cada uno siempre es único y éste ha estado cargado de emociones. Creo que voy a recordarlo siempre.
Gracias Marta.
