Tranvía 28, el más antiguo del a ciudad
He tenido la suerte de pasar este finde largo en la capital portuguesa. He vuelto cansada y sin un duro, pero completamente enamorada de la ciudad.
DÍA 1Amanece Lisboa a las ocho de la mañana cuando mi tren nocturno llega a la estación de Oriente donde desayuno café y un pastel de Belém e incluso la cafetería de la estación toma cierto encanto. Es el encanto que toman las cosas desde los ojos del turista.
Al poco me reúno con Sonia y cogemos un tren a Sintra de la cual Lonely Planet y minube nos han contado maravillas.
Palacio Nacional de Sintra
Sintra es una ciudad de cuento sobreexplotada por el turismo. Visitamos El Palacio Nacional, El Castelo dos Mouros y el Palacio da Pena. ¡Es una pasada! pero tuvimos que ver la ciudad a medias debido a que las entradas a los monumentos rondan los diez euros (14 € El Palacio da Pena y ningún descuento para estudiantes).
El otoño cubría los caminos de hojas, los bosques estaban preciosos y la ciudad escondía hortensias en cada esquina. Antes de regresar a Lisboa hicimos una parada en la famosa pastelería A Piriquita donde probamos los travesseiros y las queijadas, estas últimas estaban tremendas!!
DIA 2Uno de los éxitos del viaje ha sido hacer el freetour desde la Plaza Luis de Camoes hasta la fotografiada Plaza del Comercio. De este modo no solo conocimos la ciudad si no entendimos el por qué de las cosas, descubrimos las historias que no cuentan las guías de viaje.
Plaza del Comercio
Más tarde conocimos los miradores de la Alfama. La Alfama es a Lisboa lo que Montmartre a París y Trastevere a la ciudad de Roma. Un lugar que invita a guardar el mapa y perderte entre sus callejuelas. Sin rumbo fijo y sin un horario marcado.
Desde Portas do Sol
Mirador Santa Luzía
Pasando por la Plaza del Comercio de camino al hostal nos encontramos con la Lisboa Fashion Week, un evento lleno de bloggers, revistas, regalos, modelos y gente guapa. Serendipity, las mejores cosas llegan por casualidad.
DIA 3Con un poco de resaca nos fuimos en busca de LX Factory. Lo de en busca es literal porque estaba bien escondido. Habíamos oído hablar de esta zona en alguna revista y a través de alguna foto en instagram pero poco sabíamos de este lugar.Es un barrio donde todo es bonito. Todo. Allí están las cafeterías con los mejores croissants, tiendas de ropa donde te lo comprarías todo, restaurantes donde familias ideales toman el brunch en platos monísimos… jeje ¡Una pasada! ¡De verdad!El barrio está presidido por Ler Devagar, una librería espectacular que vende libros en portugués e inglés. Un lugar mágico.
Desayuné un café y un croissant que recordaré durante mucho tiempo!!
Leer es volar
*Otra librería mágica está en París (Shakespeare and Co), yo la conocí el pasado mes de Febrero.
Pasamos la tarde en Belém (lluvia, viento y frío incluidos). Los pasteis de nata que tomamos después nos hicieron olvidar que teníamos los pies mojados.
En nuestras salidas nocturnas por el Barrio (Alto) , donde había un ambientazo!, conocimos restaurantes como The Decadente ¡De revista!
The Decandente
*Otro de los éxitos del viaje fue coger un hostal en el Barrio Alto.
DIA 4En nuestra última mañana en Lisboa paseamos sin rumbo fijo. Como ya teníamos los deberes hechos (ya habíamos visto los “imprescindibles”) descubrimos tiendas como Mini by Luna, la Chocolatería Equador o Luvaria Ulisses, donde Sira Quiroga compra los guantes durante su estancia en Lisboa.
Para despedirnos de la ciudad tomamos el último café en la famosa A Brasileira. Y fue así como dijimos adios a la ciudad de Pessoa, la ciudad de las bungavillas; los azulejos y el bacalao. El lugar donde fue posible hacer una revolución con flores.Es aquí, en Lisboa donde la palabra saudade toma sentido “ Se puede echar de menos algo que aún no has perdido, se puede echar de menos Lisboa cuando aun no te has ido”
***Gracias a mis amigas por ser tan buenas compañeras de viaje! Y por compartir una escala de prioridades en la que está primero conseguir una entrada para un concierto que comprar un paraguas ;)