Revista Cultura y Ocio

Lo mucho que te amé, de Eduardo Sacheri

Por Alejandra Naughton Alejandra Naughton @alenaughton
Lo mucho que te amé, de Eduardo SacheriCuando la pausa del verano da lugar a la lectura, cada tanto se produce un instante mágico. Es el exacto momento en que a poco de leídas unas páginas, estoy convencida que no podré hacer otra cosa que terminar de leer el libro que tengo entre mis manos, y ese mismo libro pasará a otras manos de la familia, a gran velocidad metiéndose en nuestras sobremesas y mates de la tarde. 
Esta vez la magia la trajo “Lo mucho que te amé” de Eduardo Sacheri, un hombre que escribe esta vez sobre mujeres. Un hombre que escribe sobre Ofelia. Un hombre que escribe sobre la familia de Ofelia y sus silencios, esos que fueron esculpiendo su fisonomía y la hacen “esa” familia y no otra. Familia única, como todas, gracias a lo que fue transmitido de generación en generación, gracias a lo que emprendió y lo que decidió no emprender. Gracias a lo que dijo y lo que decidió callar.
Solo diré una cosa: si alguno de ustedes cree que el personaje de Francesca de Robert James Waller interpretada por Meryl Streep y enamorada y dirigida por Clint Eastwood ha encarnado la historia más romántica que recuerden, sepan que Ofelia la deja chiquitita, chiquitita. Ofelia no se queda añorando la vida que no tuvo por permanecer cerca de sus Puentes de Madison. Ofelia en cambio, decide mirar de frente a sus sentimientos, porque está convencida que “la vida es mucho menos sencilla que esa lógica binaria de varitas mágicas que abren los ojos y conectan los corazones”. Ofelia cree en los “gestos de libertad”, cree en las circunstancias que labramos con nuestras decisiones, cree en lo que “no tiene que pasar, pero sucede. Y sucede porque queremos que suceda. Mejor dicho: no queremos que suceda, pero no podemos evitar que suceda. Y que siga sucediendo”.
Como si esto fuera poco, el telón de fondo de la historia de esta familia se sitúa en medio de la “grieta” de la década del 50 y 60. Por entonces no la denominaban así pero leyendo sobre las conversaciones tensas, las intervenciones pretendidamente salvadoras para descomprimirlas, se percibe tan vigente….
Eduardo Sacheri con ternura me llevó de la mano por casi dos décadas de la familia Fernandez Mollé con delicada interpretación de la emociones de cinco mujeres: Mamá Rosa, las hermanas Rosa, Mabel, Ofelia y Delfina y la Tía Rita.  Interactué con todas ellas al extremo de no poder evitar se me escaparan sonoros “no!!!”, o “ja…”, o un suspiro en más de un capítulo. Me encantó leer esta novela y como creo que la voy a extrañar creo que estoy demorando el inicio de la próxima con la excusa de escribir este post….
Un último comentario: me resultó particularmente delicioso el reparo que Ofelia hace de los objetos. Esos objetos que nos acompañan toda la vida o mejor nos acompañan cada día de la vida. Persianas que dejan pasar la luz o las sombras justas, tasas de té que acompañan charlas, portarretratos familiares (inolvidable capítulo el del portarretrato…), cartas, muebles. También aquellos objetos que nos dejan de acompañar cuando una casa queda vacía. Entre tantos objetos hay uno en particular que se destaca y merecidamente ocupa la tapa de libro. Es ese vestido azul testigo de la primera vez que ….. Ok. Mejor termino el post. Busquen el libro, creo que les va a encantar!
PS. Este blog hace diez años se detuvo a reflexionar sobre las virtudes de callar a tiempo. Fue a propósito de un artículo de García Marquez de otros diez años atrás (1999!) sobre el empeachment a Clinton. Lo recordé al terminar "Lo mucho que te amé" y me quedé pensando...Ofelia claramente tenia todo mucho más claro que Clinton…. Dejo el link: http://alejandranaughton.blogspot.com/2009/05/bill-clinton-y-su-error-de-amante.html

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