Un análisis de las nuevas criaturas de la saga de Richelle MeadQuerida Viceversa, por Héctor F. SánchezLa invención de Hugo Cabret" title="Los alquimistas de Vampire Academy" />La invención de Hugo Cabret">">Adaptación de La invención de Hugo Cabret, por Alberto L. MartínezEl baúl de viaje" title="Los alquimistas de Vampire Academy" />El baúl de viaje">">Edición singular deEl baúl de viaje, por Virginia Wollstein
Los alquimistas de Vampire Academy son humanos que conocen la existencia de los vampiros y se encargan de ocultarlos al común de los mortales. Por ejemplo, saben cómo hacer desaparecer el cuerpo de un strigoi (los vampiros malvados e incontrolables) de forma inmediata, y ayudan a los moroi y dhampir (las razas civilizadas) siempre que resulta necesario. Se les distingue porque llevan un tatuaje mágico en la mejilla: una lila dorada que les impide revelar lo que saben sobre los vampiros, aunque quisieran hacerlo.
Aun así, el sentimiento de los alquimistas hacia estos seres dista mucho de ser fraternal: nunca olvidan que son criaturas sobrenaturales, y eso impide que surjan vínculos más cercanos entre ellos. Esta particularidad da un nuevo giro a la trama, que se desarrolla en profundidad enBloodlines, el spin-off de la saga (no traducido al castellano) protagonizado por Sydney Sage, la joven alquimista que Rose Hathaway conoce en Promesa de sangre.
En general, este nuevo ingrediente tiene un gran atractivo por las nuevas posibilidades que ofrece y porque cierra las posibles grietas que podía tener el planteamiento de Vampire Academy hasta este momento, es decir, cómo los vampiros se aseguran de que los humanos desconozcan su existencia. Richelle Mead ha contado en diversas entrevistas que los alquimistas fueron una sugerencia de su editora, pero sin duda ha sabido integrarlos a su historia para que estos personajes y sus tramas desfilen con la misma naturalidad que aquellos que tenía planificados desde el primer momento.
Además, su interés no reside únicamente en el papel que juegan en la novela, sino en el hecho mismo de incorporar un elemento distinto que amplía las posibilidades del hilo argumental y evita que se caiga en la monotonía. El hecho de que una saga sea capaz de reinventarse sobre la marcha es fundamental, y el lector lo agradece, sobre todo si se trata de una serie de seis libros como Vampire Academy.
En conclusión, la aparición de los alquimistas hace más rico el (ya de por sí jugoso) planteamiento del universo creado por Richelle Mead en Vampire Academy y alcanza su máximo apogeo en su spin-off, Bloodlines. Más emoción, más novedades, más disfrute para el lector y, por supuesto, un buen ejemplo para que escritores y editores tomen nota de la importancia de saber renovar una historia que funciona para evitar que las continuaciones se conviertan en más de lo mismo.