Un arrecife coralino, arrecife de coral, o coral reef, es un ecosistema marino muy complejo, conformado por miles de especies y grupos de especies cuyo cuerpo tiene, por lo general, gran proporción de carbonato de calcio. El grupo de especies mas destacado en un arrecife es el de los corales propiamente dichos, es decir, los cnidarios antiguamente denominados celenterados –que hoy sabemos incluye a otros miembros-, las esponjas (Espongiarios o poríferos), las algas calcáreas (o sea, algas que han fijado carbonato de calcio en su estructura), macroalgas y conchas o caracoles (moluscos). En conjunto forman una estructura muy biodiversa, compleja, colorida, maciza y voluminosa.
Los arrecifes se ubican en paralelo a las costas en mares tropicales, formando un muro o barrera que resistente a las olas, corrientes y a la erosión del mar en general. Un arrecife coralino puede tener desde unos pocos metros hasta varios cientos de millas de longitud, como es el caso de la gran barrera australiana o las barreras ubicadas frente a Belice-México o los que rodean gran parte del archipiélago cubano.
¿Cómo es su estructura?
El sostén de la estructura lo aportan los cnidarios de la clase Anthozoa (corales propiamente dichos, dentro de los que encontramos principalmente los corales duros o hermatípicos que secretan carbonato de calcio) y las algas calcáreas (un grupo de organismos sin validez taxonómica que incluye tanto algas que contienen precipitados de carbonato de calcio como a bioconstrucciones de este material originadas por la acción de algas).
Aunque incluye a una gran diversidad de organismos, se suele utilizar el término para referirse a las algas bentónicas por lo que sólo se pueden formar en mares tropicales y subtropicales (o sea, a más de 20º C de temperatura), en zonas de luz abundante (es decir, eufóticas, a menos de 200 metros de profundidad) y en los márgenes occidentales de los océanos, donde el carbonato de calcio no se hace soluble.
Los arrecifes de coral conforman ecosistemas de muy alta productividad biológica y muy alta biodiversidad. Se ubican cerca de las costas y se conocen arrecifes costeros (asentados a menos de 2 millas náuticas de la costa), atolones (en forma de anillos, porque se forman principalmente en el Pacifico, alrededor de islas volcánicas en sumersión, como describiera Charles Darwin) y de barrera (hasta con varios cientos de millas náuticas, ubicados paralelos a la costa y con una laguna costera que los separa de la línea de la costa propiamente dicha).
El crecimiento de los corales y demás organismos que conforman el arrecife se detiene exactamente por debajo de la superficie (claro, son organismos marinos) y por ello, cuando nos acercamos a una costa con arrecifes, vemos un rompiente de olas a cierta distancia de la orilla.
Hasta la época de la navegación a vela, en especial en la era de los grandes descubrimientos después del viaje de Cristóbal Colon, los arrecifes fueron la pesadilla de los navegantes, y en miles de ocasiones, sus carabelas, naos, galeones, balandros, bergantines, etc., terminaron hechos trizas contra aquellos muros de coral ubicados exactamente por debajo de la superficie, como si estuvieran al acecho. Por eso es que hoy, muchos de los descubrimientos de tesoros hundidos, ocurren en áreas de arrecifes coralinos.
Por debajo de la superficie se puede entrever la barrera coralina, en la costa frente a Belice, la segunda más extensa del mundo. Créditos Foto: Andrés R. Rodríguez
Arrecifes costeros
Un arrecife costero, presenta una estructura típica, casi esquemática. Ello implica la ubicación de ciertas especies en una posición como en franjas o cinturones, lo que científicamente se llama zonación de las especies. De esta manera, cada tipo de especie se ubica en una situación y profundidad propia. El coral cuernos o asta de alce (Acropora palmata) por lo general es el que vemos mas próximo a la superficie. En una posición intermedia se distribuye el coral de astas de ciervo (Acropora cervicornis). Mientras, los corales cerebro, que son mas macizos (p. ej) se sitúan en la parte más profunda.
Ejemplares representativos de las diferentes especies de corales. Fuente de las fotografías: EOL
Rodeando el arrecife, podemos encontrar fondos de abanicos de mar, gorgonias o sea fan (por ejemplo: Muricia muricata), es decir corales blandos,y extensos flats o seibadales o bajos, donde abunda la hierba de tortuga (Thalasia testudinum). Algunas especies de coral, pueden estar en toda la columna (por ejemplo, los corales de fuego: Millepora complanata y M. alcicornis), lo cual puede recordar muy bien todo submarinista que los ha tocado con la piel desnuda (a excepción de las manos). Ello puede suceder por inexperiencia, desconocimiento o irresponsabilidad. El uso del traje isotérmico y guantes puede evitar esa intensa sensación de quemazón que provocan, pero en la actualidad, las indicaciones del buceo responsable señalan que no se deben tocar los corales, no porque nos puedan provocar algún daño, sino porque nosotros los podemos afectar a ellos. Y esto es especialmente importante a considerar por la gran cantidad de buzos que actualmente visitan el Caribe, por lo que es importante que se conserven grandes extensiones como áreas protegidas, de las que en el Caribe las que mejor parecen estar son las de Los Jardines de la Reina en Cuba.
El conocimiento de estas maravillosas formaciones naturales es una parte fundamental para su cuidado y protección, no solo porque conociendo acerca de su biología podemos contribuir a su cuidado sino también exigir como ciudadanos del Planeta que estas áreas naturales sean protegidas para evitar su degradación, o en caso de que ésta haya sucedido, permitir su recuperación.
Bibliografía:
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Licenciado en Ciencias Biológicas especializado en Biología Marina. Escritor y periodista científico freelance.