En los últimos tiempos se ha ocasionado un miedo atroz e infundado a la fiebre (elevación de la temperatura). Y muchas madres acuden a urgencias porque a sus hijos les ha subido unas décimas la temperatura.
Antiguamente la fiebre se consideraba beneficiosa ya que aceleraba el proceso de cualquier enfermedad y contribuía a la recuperación. Pero la industria farmacéutica, los señores de bata blanca y los medios audiovisuales han conseguido que nuestras mentes crean que la fiebre es una enfermedad y hay que bajarla cuanto antes. Es como la ‘mala de la película’.
Lo que quiero aclarar es que, cuando estamos enfermos y con fiebre, las bacterias ‘malas’ no pueden aguantar las altas temperaturas y además, en esta condición, las reservas de hierro y cinc bajan para que éstas no puedan desarrollarse achicharrándolas y matándolas de hambre. Así que deberíamos considerarla una buena compañera en el tratamiento de una enfermedad. Otra cosa a tener en cuenta es que, si nos tomamos la temperatura vía rectal ésta será más alta ya que el área está más en el interior de nuestro cuerpo que si la tomáramos en la boca o en la axila. Además saber que después de realizar cualquier actividad física la temperatura puede llegar a unos 37,5ºC.
El origen de la fiebre está en nuestros intestinos y se relaciona por un exceso de proteínas animales (embutidos, carne, huevos, productos lácteos y derivados) o por exceso de azúcar, helados, frutas, zumos y refinados que se pudren en nuestro interiro e invitan a las bacterias a darse un buen manjar. Aquí es cuando aparece la fiebre para ‘quemar’ esta putrefacción y aniquilar a las bacterias. Si en estos momentos tan beneficiosos que está llevando nuestro organismo nos tomamos un medicamento para erradicar la fiebre cortaremos el proceso de curación que se está llevando a cabo y estaremos favoreciendo el lugar idóneo para posteriores infecciones y enfermedades más complicadas.
Dejemos de automedicarnos por simples calenturas.
Cada fiebre que interrumpimos es un acúmulo de desechos y residuos que el cuerpo almacena y las enfermedades que tengamos en un futuro intentarán limpiar no sólo la infección actual sino también los restos de basura y de trabajos sucios anteriores no acabados. Así que el cuerpo con los años se va sobrecargando ya que cada vez que ha intentado hacer una ‘limpieza’ se ha interrumpido con la ingesta de medicamentos y otros impedimentos.
Es como empezar a hacer limpieza general de nuestra casa y dejarnos las bolsas de basura dentro. Así que un día nuestro sistema inmunitario con tanta suciedad acumulada lo emprende contra todo el cuerpo. Y ésto podría ser el comienzo de las enfermedades autoinmunes como las alergias, el síndrome de Guillain-Barré (polineuritis infecciosa), la artritis, la esclerosis lateral amiotrófica, la múltiple, el lupus e incluso el cáncer y el sida.
Así que si tenemos un fiebre ligera que no exceda de los 40ºC sería mejor hacer lo siguiente:
- Dejar que la fiebre haga su trabajo manteniéndonos abrigados con ropa de algodón y permitiendo que el cuerpo esté caliente en una habitación cálida y con aire húmedo. Si vemos que se nos enfrían las manos o los pies deberíamos frotarlos con una toalla húmeda calentita. Lo importante es no coger frío.
- No comer como siempre, es decir, no tomar nada de proteína animal ni grasas ni comida basura ni azúcares y dedicarnos a beber líquidos calientes para favorecer la sudoración como la infusión de jengibre, un caldo de verduras con miso y un poquito de kuzu y umeboshi. También podemos prepararnos un té de arroz integral tostado: Tostamos el arroz hasta que se dore. Removemos para que no se queme. Echamos el arroz en una olla con agua hirviendo. Bajamos fuego y lo dejamos hirviendo unos minutos. Colamos y bebemos el líquido caliente.
- Si tenemos escalofríos es mejor darse un baño a la misma temperatura corporal para tranquilizarnos y eliminar los escalofríos. Es un remedio muy bueno para los más pequeños. Aquí comentar que los típicos baños de agua fría no son un buen remedio en estos momentos de proceso de curación. Para entrar en calor podrían prepararnos una bolsita de sal caliente: Tostamos sal marina en una sartén seca y una vez calentada la envolvemos en una toalla o trapo de algodón. Dejamos que la sal se enfríe un poco y colocamos sobre el abdomen.
- Confiar en nuestro cuerpo y dejar que siga su curso de limpieza mientras reposamos y con calor.
Sería lo más idóneo para no tener problemas más graves en el futuro. Así que escucha a tu cuerpo, déjalo que haga su trabajo de eliminación y aprovecha para tomarte unos días de reposo en casa que a todos nos viene de perlas en este mundo de locos.
Salud y Buenos Alimentos.
Yo Isasi
www.nutricionencasa.com
Louis Hay
Fiebre: Cólera abrasadora.