Nunca he entendido las buenas críticas de J. M. Pou (prefiero las malas) y esta vez Los chicos de historia apuntalan su cumplida pertinencia (impertinencia en este caso) y coherencia (incoherencia en este caso) ayudada de la incipiente y ya desastrosa trayectoria de los Teatros del Canal.
Los chicos de historia es esencialmente (el nombre ya amenaza y acojona) una delirante recreación de Los chicos del coro cruzada con El club de los poetas muertos, es decir, una serie de escenas y recursos tópicos, pretendidamente sorprendentes y emotivos con una tremenda carga de aspiraciones brodwaianas que pasan muy mal de la Gran Vía con caspa en los constantes (surrealistas) numeritos musicales de los chavales (en Mira quién baila y por ahí destrozarían el share).
Pero a lo que vamos: valga lo de “la estética de la obra”, valga lo de Pou, un señor haciendo muecas que esta vez deben corresponder a un entrañable ysabio profesor y (ATENCIÓN) ¡pederasta!. Como lo lees: resulta que el delicioso maestro se lleva a los chicos en la moto y les mete mano (les “palpa los genitales” según la obra) y ellos, a pesar de todo le adoran por su sabiduría (¿¿¿???) es más, uno de los muchachos que en principio es heterosexual se ofrece a practicarle una felación a otro profe en agradecimiento por su instrucción. Flipa.
O sea, que el sueño húmedo y onanista de un dramaturgo pedofilo acaba montado en plan Brodway cañí en Los teatros de Espe, en formato TVE1 y con gran acogida del público que sospecho no acaba de pillar de qué va la cosa simplemente porque es inconcebible y aplaude a rabiar al terminar haciendo incluso coros con las palmas en plan concierto de año nuevo en Viena…
Lo trágico por supuesto no es que ahora programen en Los teatros del canal en plan provocación incendiaria y punk, sino que ni siquiera pretenden provocar: a todos les ha parecido posible, verosímil y simpático.
¡Tremendos tiempos!
PD: ¿Os acordáis de la exposición de Fernando Bayona de la "degenerada" Universidad de Granada que fue retirada tras la furibunda carga de la caballería mediática derechónica y cuyo pecado era fotografiar a un bello Jesús gay? Oh cielos...
ARM