Revista Arquitectura
Jean Nouvel es mejor arquitecto que la gran mayoría de los formados en Cataluña pertenecientes a la enésima revisión de esta rémora de la dictadura llamada “Escuela de Barcelona”.Como ya he comentado alguna vez, me crié al lado de lo que ahora es la Plaza Europa de l’Hospitalet de Llobregat, parque arquitectónico de unas 33 ha que define la puerta sur a Barcelona. La torre de Nouvel, con la torre Copisa, de Òscar Tusquets, en primer término. En segundo asoma la torre blanca de MBM. Detrás de los edificios-zócalo aparecen las torres del Polígono Gornal, de Llimona-Ruíz-Vallès, y, al final de todo a la izquierda, el rascacielos-hotel de Rogers.El proyecto urbanístico es obra de Albert Viaplana, y el entonces alcalde de la ciudad, Celestino Corbacho, su promotor, lo quiso lleno de arquitectura estrella. Proyectados o construidos, en la plaza se encontrarán proyectos de Rafael Moneo, Patxi Mangado, Toyo Ito, RCR o Jean Nouvel. Estos arquitectos conviven con proyectos de “locales” como Oriol Bohigas y sus MBM y Òscar Tusquets. Estos dos equipos, sobretodo el último, aguantan el empuje de los foráneos (y del equipo local RCR a quien ya considero, por la proyección y calidad excepcional de su obra, dentro de la arquitectura estrella). Albert Viaplana, aparte de ser el director de orquesta, completa el elenco con buena parte de los edificios bajos de la plaza, también de gran calidad. El grueso de edificios de la plaza, al margen de las obras singulares de los equipos de arquitectos antes mencionados, lo forman edificios construidos por, entre otros, Ramon Sanabria, Helio Piñón, Barrio-Godia, Moisés Gallego y Alonso & Balaguer. Los otros edificios no los tengo todavía controlados. Cualquier edificio ejecutado por estos últimos arquitectos es claramente peor que los que han hecho los primeros. Piñón construye el que probablemente sea su peor edificio hasta la fecha. Se trata de una de las torres sur, al lado del centro comercial, toda ella de aluminio y cristal, formada por un muro cortina de montantes estándar volados al exterior, homenaje clarísimo a Mies van del Rohe y sus Lake Shore Drive Apartments. Los montantes, más que nunca, son ornamentales, sin función estructural clara ni tan sólo a la hora de sujetar los paneles de aluminio. Las ventanas pasan por detrás con sus propias carpinterías separadas trenta centímetros de los montantes delanteros, carpinterías estándar de catálogo pintadas de negro para que sólo se vean desde muy cerca. Los cielos rasos son de plancha staff de yeso con un módulo estándar, anodino, que funciona bien cuando hay mucho desarrollo horizontal y tienes escala para que el grano desaparezca. Aquí no son ni demasiado grandes ni demasiado pequeños, y no funcionan ni definen la quina fachada que forman cuando miras cualquier torre en contrapicado. No hay más protección solar que un sistema de aire acondicionado de demasiadas frigorías (Piñón ha manifestado más de una vez su desprecio por la arquitectura bioclimática). Alonso & Balaguer construyen cuatro torres, promovidas por los quebrados Martinsa-Fadesa, claramente fuera de escala, con un muro cortina despiezado de un modo ambiguo, ni demasiado pequeño ni demasiado grande, de diversos tonos de azul y una proporción horizontal que chafa las torres contra el suelo y las muestra más bajas que sus vecinas. Por el extremo de la izquierda asoma una de las torres de Alonso & Balaguer. Detrás, la torre que se ve entera es de Helio Piñón. Al lado una de autor desconocido para mí, más honesta, a pesar del reiterado recubrimiento de mallas, por la ventana corrida y los aleros cortafuego. Se aprecia el final del edificio-zócalo de Viaplana, en Ziggurat, y, a la derecha, el edificio Layetana de RCR, que sigue el zócalo de Viaplana, casi terminado.Los otros se limitan a distribuir convencionalmente torres que, en planta, no superan las del Polígono Gornal, barrio de ultimísimos 70 y primeros 80 separado de Bellvitge por las vías del tren, ahora frontera sur de la intervención, proyecto de Llimona & Ruiz Vallès ejecutado casi sin medios, compuesto precariamente, que no hace ciudad pero que, simultáneamente, presenta unas distribuciones en planta eficacísimas, que, treinta años más tarde, no tan sólo no se han superado sino que ni tan sólo se ha intentado hacerlo: los arquitectos han despegado todos sus esfuerzos en la formalidad, en el diseño de fachadas más caras, en el disfraz de volumetrías en las que no se encuentran cómodos por encontrarlas demasiado rotundas y no aceptarlas como tal. Emplean, todavía, materiales que funcionaban lustros atrás en una arquitectura más modesta en escala y presupuesto, malreciclada aquí en edificios que envejecerán temprano y mal, proyectados con una actitud justificativa que ya cansa. Tomemos, al azar, la torre de Sanabria: claramente la encuentra demasiado alta para el tipo de fachada que propone, y lo soluciona apilando palazzinas (pascualinas en argot local, nombradas así por Joan Pascual, referente local en arquitectura social, que ha solucionado algunas promociones partiendo edificios demasiado grandes en otros más pequeños, controlables y ejecutables por fases) con, aparentemente, la misma distribución. Así, el apilamiento es únicamente un cambio de ritmo en la fachada, sin más; ventanas corridas, persianas enrollables de aluminio, monocapa, todo grisecito y negro, no-sea-que-llamemos-demasiado-la-atención. Y la llama. A su manera, el edificio destaca tanto como el de Nouvel pero al revés: es uno de los firmes candidatos a peor edificio de la plaza. Y no por malo, o por falta de profesionalidad resolviendo el programa (actualmente llamamos profesional a la arquitectura cansada), sino por mediocre, por aburrido, por falso, por cobarde. O, en el mejor de los casos, porque no sabe más. La torre de Ramon Sanabria. La conexión de las palazzinas es muy hábil, pura caligrafía, y las plantas parecen ser todas iguales, con variaciones sólo cuando conviene a la fachada. En el otro grupo: Viaplana es un travieso. Se mueve como pez en el agua entre sus propias normativas, creando edificios de composición irregular, fachadas ligeras no demasiado atentas a la orientación, pero desacomplejadas, más potentes que frescas. Sus edificios son estructuralmente atrevidos cuando crean porches o pasan por encima de las calles. Tusquets crea la torre Copisa: otra gamberrada que subvierte la normativa de Viaplana plegándosele aparentemente, creando voladizos laterales atrevidos casi porque sí, moviéndose cómodamente a medio camino entre la escultura y la arquitectura con un nivel de profesionalidad alto respecto del programa funcional, con un objeto que tiene una tercera mirada mejor que la segunda y una segunda mirada mejor que la primera. El edificio-zócalo de Viaplana, homenaje a Rietveld, con las dos torres de Toyo Ito a la izquierda. Bohigas y sus MBM están completando una torre blanca, con ventanas corridas y una serie de operaciones volumétricas que se mueven formalmente entre referencias a sus propios edificios (a algunos de los mejores que tienen), algún toque de Alvaro Siza y el grupo Arquitectonica recién salido de los créditos de “Miami Vice”. Un edificio más que decente, vaya.La torre de MBM a la izquierda, entre Holanda y Florida, toda una reivincicación desde su madurez.Curioso: Bohigas, Martorell y Viaplana pasan de los 80 años.Tusquets y Mackay, de los 70. Es decir, no hay relieve para esta gente brillante. Excepto RCR, claro. Me ocupé de su edificio, una pequeña joya, en un primer artículo LINK que quedará completado con un segundo cuando el edificio esté abierto. Mangado y Moneo no han construido todavía sus edificios. El primero se la juega con un muro cortina de grano pequeño y unos pilotis corbusianos muy elegantes: el edificio ilusiona. El segundo define una volumetría muy compleja que pinta seguir su excepcional nivel medio. Pienso ocuparme de los dos edificios a la que se empiecen a consruír. Toyo Ito se limita a cumplir por debajo de lo que nos tiene acostumbrados, y, aún así, muy por encima de la calidad de los arquitectos locales. Nouvel sorprende con un edificio creado para alojar un hotel de cuatro estrellas firmado a medias con el estudio Ribas&Ribas. Sinceramente: no sé qué han aportado al proyecto, como tampoco entiendo qué han aportado los B-720 a la torre del japonés. Quizá algún día alguien me lo explique. El edificio de Nouvel retoma la intensidad de sus edificios de los 90 y tiene la calidad de una Fondation Cartier o de sus viviendas sociales. Atenta contra el plan urbanístico de Viaplana al ocupar la totalidad de su planta baja (como hacen casi todos los demás), que se quería sobre pilotis, y altera ligeramente la proporción de la huella propuesta en planta. No así la ocupación, porque la torre no es tal: en realidad son dos torres altas y esbeltas, casi dos pantallas, separadas entre ellas por la distancia aproximada de su crujía, un espacio vacío que contendrá escaleras y ascensores, construidos en metal con la función adicional de arriostrar el conjunto, creando algo parecido a un atrio a toda altura.El interés que tiene la construcción de la torre me ha llevado a doblar el artículo que pensaba dedicarle, al igual que el edificio Layetana de RCR, enfrentado con ella. El primero es éste, cuando la torre tiene la estructura acabada y se ha empezado a implementar. El segundo, a la entrega del edificio. No es que la construcción sea nada del otro jueves: sencillamente está bien hecha, muy bien hecha, y queda subordinada al proyecto y no al revés. Parece que aquí sólo sabemos resolverlo todo con forjados reticulares y pilares de hormigón de 30x30, sea un chalet o una escuela. Muchos edificios catalanes interesantes no tienen una reflexión estructural demasiado significativa, tan sólo eficacia, convencionalidad y un apriorismo que los han ahogado hasta que sólo ha quedado la fachada como territorio del arquitecto.Nouvel fabrica un hotel, una de las estructuras repetitivas por excelencia: habitaciones y más habitaciones, todas aplomadas, pocas variaciones, un programa público acotado y alguna cosa que lo dote de identidad y permita ilusionar al cliente, que tiene diez o doce más en dos kilómetros a la redonda. Las dos torres propiamente dichas contienen las habitaciones en dos orientaciones diferentes. El vacío central, el resto. La estructura: forjado reticular asimétrico (como un unidireccional arriostrado) con pilares apantallados. Es decir, una de cada dos paredes es portante. La crujía intermedia contiene, probablemente, las instalaciones. Facilidades para crear suites. Cada “n” forjados tienes una jácena de gran rigidez de regalo que se puede apear fácilmente y permite producir lo que la construcción parece indicar: una planta pública intermedia. Nada más. En el vacío central, metal: juegos de escaleras rectas cruzadas. No sé todavía cómo las tratará contra el fuego. Algunos tramos extraños entre planta y planta que en las fotos es puro Piranesi. Los cantos están sobredimensionados por el arriostramiento del conjunto. Me gusta pensar que se va a cubrir con cristal. Los cerramientos que no son de hormigón se cubren con cartón-yeso.Las fachadas se prefabrican con hormigón armado, con unas ventanas muy curiosas en forma de palmera. Miremos el prefabricado: presenta un marco realizado con el mismo hormigón que aloja un vidrio fijo que cierra exteriormente el prefabricado, estándar, fácilmente mantenible y sustituible, fácilmente limpiable, ajeno a la extrañez de la forma que contiene. Lewerenz y Sverre Fehn hicieron lo mismo en su día. A lado y lado aparecen unas pequeñas oberturas verticales, que, seguramente, serán practicables y ventilarán naturalmente la habitación.Los plafones de cerramiento quedan insertos en la estructura in situ en una posición estructuralmente lógica pero constructivamente delicada porque disminuye mucho las tolerancias y dificulta el montaje del panel, y van de forjado a forjado dejando toda la fachada coplanaria, sobresaliendo ligeramente las ventanas. Deducción lógica: el aislamiento térmico pasará por delante del conjunto (la posición ideal) y se rematará con un aplacado final, que, conociendo al arquitecto, será negro y (espero) brillante. Esto segundo ya depende más del edificio. En todo caso, pinta bien. Remarco: la estructura no es ni singular ni innovadora, pero representa una ráfaga de aire fresco por el sólo hecho de estar pensada y ejecutada con esta elegancia, por la coherencia con el resto de decisiones, por formar un todo inseparable con el proyecto. Por ser el proyecto.El edificio es, ya, uno de los que dan escala a la plaza, completando y cerrando el conjunto de dos torres de Toyo Ito. A su lado aparece la torre de Bohigas. Cerca, de modo que en muchas visuales queda emparejada, la de Tusquets. Lejos, que no estorbe, la de Sanabria. Destaca sobre todas ellas. Tras ella, los edificios-zócalo de Viaplana le hacen de marco mientras siguen el perímetro medio de la plaza hasta cerrarla y quedar rematados por el edificio-zócalo realizado por RCR, casi un diamante montado sobre latón al estar rodeado de Piñones y Alonsobalaguers.Siempre he oído que el criterio para traer extranjeros es que sean mejores que los de casa. Moneo, Mangado y Nouvel lo son claramente, decisivamente. Por desgracia, un Ito a medio gas también. Siguiendo el símil futbolístico nos falta cantera. Claramente. La cantera y sus entrenadores, porque la mayoría de los arquitectos que han construido en la plaza Europa son profesores sin ser ejemplo de nada. Qué referentes éticos tenemos? No aguanto a los arquitectos que se justifican tras un presupuesto, tras una normativa, que han acabado, por su propia actitud defensiva, provincializando nuestro panorama arquitectónico donde sólo construyen los cuatro que tienen contactos mientas se dejan de lado los buenos por ser buenos y condenan a los cuatro de siempre que están bien a la marginalidad: si se ojea el archivo de mi blog (tal como me hizo notar el otro día un crítico de arquitectura) habla tanto de lo que me gusta como de lo que no me gusta, por omisión. De los proyectos que tengo a mi vera, a mano, y de los que no hablaré. Espero sinceramente que este panorama arquitectónico que llevó a Laporta a pensar en Foster para el New-Nou-Camp y que lleva a cualquier promotor privado con medios a fichar un extranjero para asegurar un mínimo de calidad en sus edificios cambie con un relevo generacional que, de momento, apenas se produce. Mientras tanto, que vivan los extranjeros.El hotel, rodeado de diversos ejemplos gloriosos de arquitectura local. Mención especial para el edificio con los paneles cuadraditos formando diagonales, digno de ser publicado en 'Quore', concretamente en la sección de los 'aaaaarg!'