Revista Ciencia

Los genomas de la huerta

Por F.guiral - S.pérez

Elena F. Guiral


Tomates, melones, pimientos, pepinos… de todos es conocido que España es una superpotencia en lo que a producción y exportación de frutas y hortalizas se refiere. Hecho que queda demostrado en la participación clave de la ciencia española en la secuenciación de los genomas del tomate y el melón que se han presentado en las últimas semanas. Ambos bajo el auspicio y apoyo de Genoma España, que durante los últimos años ha realizado un extraordinario trabajo tanto apoyando desarrollos innovadores como divulgando las aplicaciones y las posibilidades de la biotecnología.

Los genomas de la huerta
En el caso del tomate, España ha formado parte de un consorcio internacional de investigadores, cuyo trabajo se ha desarrollado a lo largo de ocho años y fue publicado el pasado mes de junio en la revista Nature. Este descubrimiento pone a disposición de investigadores de todo el mundo un mapa de alta resolución de los genes de esta planta y abre todo un mundo de posibilidades en la mejora de variedades de tomate.

“Podríamos decir que ahora tenemos ante nuestros ojos toda la información del genoma del tomate, pero ahora hay una tarea mucho más apasionante y compleja por delante, saber interpretarlos para acceder a los genes que regulan las características más relevantes. Digamos que nos hemos hecho con el GPS del tomate, ahora tenemos que seguir el viaje para saber hasta dónde nos lleva”, explica Antoni Granell, investigador del IMBCP y director de la parte española del proyecto a quien tuve la oportunidad de conocer el pasado mes de junio en Valencia.

El equipo nacional, enmarcado en el proyecto ESP-SOL que ha contado con una financiación de un millón de euros por parte de Genoma España, ha participado en la secuenciación de la eucromatina del cromosoma 9 donde se encuentran la mayoría de los genes asociados a rasgos de calidad del tomate. En él han participado 46 investigadores, 10 grupos de investigación, 9 instituciones públicas y dos empresas, según datos de Genoma España.

Según Antoni Granell, aunque el proyecto de secuenciación del genoma del tomate comenzó su andadura en 2003, el proceso se aceleró en 2009, “con la aparición de nuevas técnicas de secuenciación mucho más rápidas y económicas, que han supuesto un auténtico avance en el campo de la genómica”.

Los investigadores han comparado el genoma del tomate cultivado Solanum lycopersicum con el del tomate silvestre Solanum pimpinellifolium, descubriendo que ambos genomas solo se diferencian en un 0,6% entre sus nucleótidos pero sí en un 8% respecto al genoma de la patata, Solanum tuberosum.

Esta poderosa enciclopedia está a disposición de todos los investigadores, ya que la secuenciación del genoma se trata de un proyecto de carácter público, para que a partir de ahora los investigadores de todo el mundo desarrollen proyectos de mejora de las variedades de tomate que puedan responder a la pregunta común de “¿Por qué tengo la sensación de que los tomates de ahora no saben a nada?” Según Granell, “Es obvio que un tomate cosechado en su momento justo de maduración está mucho más sabroso que aquél que tiene que cosecharse antes para llegar en condiciones óptimas a su punto de destino. De momento no hemos descubierto qué genes gobiernan esta característica, pero tenemos un buen material de investigación a partir de ahora”.

De momento, el IBMPC ya ha firmado un acuerdo con una pyme de Almería para colaborar con ellos en el desarrollo de variedades con mejores cualidades organolépticas. Y es que no hay mejor forma de crear riqueza que con la transferencia tecnológica que saca partido a los avances científicos. Por algo este centro dependiente del CSIC nada tiene que envidiar a otros institutos punteros en investigación de tomate como las Universidad de Davis Y Cornell en EE.UU. y la Universidad de Wageningen en Holanda.

Los genomas de la huerta


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