Sin olvidar las clásicas entradas de esta bitácora en la que se intenta remarcar lo más destacado del año que en breve nos abandonará, pero sí queriendo darle otra visión al repaso de principales protagonistas de estos últimos trescientos sesenta y seis días, he querido acotar el campo de análisis (?) a los equipos que se han llevado durante este 2012 los grandes títulos: el Chelsea que ganó la Champions, la selección española que revalidó su condición de campeona de Europa y el Corinthians que no sólo se llevó la Libertadores sino que batió a 'otro' Chelsea en la final del Mundial de Clubes.
Empezando por la selección española, quitando ese envoltorio formado por la posesión y por contar con un elenco de jugadores de facilidad para lo coral, se ha mostrado con matices muy diferenciados del que conquistó el Mundial en 2010 y más aún si lo comparamos con el anterior equipo que ganó la Eurocopa de 2008. Si en aquellos torneos el tener el balón era estar cerca del área del rival y darle un zarpazo, el recuperar arriba para 'pillar' al rival, lo que la UEFA denominó como 'posesión + progresión' en esta Eurocopa se han visto muchos minutos de 'posesiones defensivas' en un intento, pienso yo a bote pronto, de dosificar a un equipo que llegaba muy cargado de kilómetros en las piernas y que mostró su mejor versión en momentos no diré puntuales pero sí muy medidos, desatándose plenamente en la final, en un partido de altísimo nivel.Fijaos como se ha pasado de ser Xavi como casi mediapunta el eje referencial del juego a Sergio Busquets 'marcando' la línea de la presión cuando no se tiene el balón.Si bien el resultado no ha variado tanto en esta fase final como en otros partidos que ha jugado el equipo a lo largo del año, queda claro que Del Bosque tiene que lidiar contra el cansancio y lo alocado de las fechas FIFA con jugadores que pocos minutos pierden al año.
Pero quizás el tema que más debates ha generado alrededor de la selección en este 2012 ha sido el 'falso nueve'. Algo de lo que servidor ha escrito mucho por lo que no querré repetir en lo mismo y trataré de ser tan escueto como claro: fue la mejor alternativa teniendo en cuenta el estado de forma y la llegada de los centrocampistas citados con normalidad frente al dudoso estado de los delanteros con la confianza del seleccionador. El resultado final, una vez más, satisfizo al que menos ha querido indagar en las carencias de un equipo que se ha acercado a la perfección en muchas facetas pero no por ello es un equipo perfecto.
Lo del Chelsea también tiene cierta miga. Una cama hecha sin reparo alguna permitió que por segunda vez en la historia del club un entrenador interino llevara al club a la final de la máxima competición continental. Y lo hizo con un pie fuera del torneo tras su visita a Nápoles y a través de una conjura que sobrepasó los límites de lo emocional a partir de la recuperación para la causa de los jugadores que ligaban al Chelsea campeón primitivo con el fin del proyecto Abramovich, la consecución de la Champions.
El cómo es lo que muchos han rechazado. Un campeón que cedió la iniciativa en los Cuartos, Semis y Final y que castigó el error más que provocarlo es 'díficil de vender' pero no por ello debe ser menos elogiado. Un desafío a lo esperado a partir de de saber sufrir, sí pero también con una serie de automatismos tan arraigados que podrían denominarse casi como 'marca de la casa': la recepción de Drogba, la velocidad por fuera y la protección del carril central.
En la segunda parte del año como campeón europeo se ganó suficiente crédito (deportivo -!-) como para poder contratar talento, quizás demasiado para un Di Matteo que se mostró sobrepasado a la hora de equilibrar el poderío de tres cuartos hacia adelante con una zona limitada en relación a la hora de conectar con regularidad las líneas del equipo.
No quiere decir que el Chelsea necesite de un 'regista' de corte técnico. Los grandes equipos no tienen por qué construirse así, pero sí que necesita que no desentone con el juego que, ahora Benítez, quiera implantar al equipo.
Y por último, aunque no por ello menos importante, el Corinthians de Tite se llevó la Libertadores y hace unos días el Mundial de Clubes. Hay que entender una de las peculiaridades del máximo torneo CONMEBOL y es que a veces el torneo cambia mucho tras el mercado estival en Europa. En el caso del Timao fue para bien ya que gracias al buen momento del fútbol brasileño no sólo conservó a sus estrellas sino que pudo reforzar al equipo con un 9 como Guerrero, que le está costando convencer al 100% a público y crítica, pero que tiene condiciones como para ser el referente del equipo.
Ahora mismo esa referencia reside en el medio. Como lo ha sido durante todo el año. El trabajo de Ralf y Paulinho a parte de no pasar desapercibido para ojeadores, es completo y refleja lo que quiere el técnico: dominio absoluto del tempo de juego.
Repasando la fase de eliminatorias, el tan acertado denominado 'mata-mata' vemos que el Timao ha planteado siempre los cruces sabiéndolos de 180 minutos y por ello los ha resulto siempre en el segundo partido. Hasta la propia final ante Boca, donde en casa fue donde se vio a un equipo más liberado en la competición.
Si no tienes una individualidad que te decida en momentos claves, haz que estos momentos sean lo menos habituales dentro de un partido.
Haciendo un rápido repaso por los grandes campeones del año uno se pregunta si realmente los vencecores marcan un estilo que va a predominar en los próximos años o si son los entrenadores y equipos que mejor se adaptan a la naturaleza del torneo los que, en el fútbol de máxima competición, los que están mejor preparados para competir de manera eficiente.