Revista Vino
Hoy he pasado un buen rato. Gente con talento al servicio de una buena idea. Isaki Lacuesta y la DO Empordà. Un soplo de aire fresco, de innovación, de mezcla de lenguajes visuales al servicio de una idea que corre libre por el Empordà desde hace unos 2600 años: ¿por qué rendirse a la muerte? Se pregunta Khayyam y, antes, se preguntaron Epicuro y Horacio. Bebe vino, el vino es la vida eterna. Los vinos del Empordà, hijos de Baco y Éolo, cabalgan de nuevo sobre la olas de su mar. Puede que Afrodita naciera en Chipre, pero algunas de sus hijas juegan en el Golfo de Roses desde hace miles de años...lo sé. Los vinos del Empordà, hijos del viento, sembrados por Baco y recogidos por sus jóvenes seguidores, cabalgan de nuevo. Juventud sobre viejos viñedos. Tradición sobre inquietud. Sabiduría y ganas de aprender. Paisaje y territorio. Grandes cosas han pasado y siguen pasando en el Empordà. Y esto no ha hecho más que empezar. Estén atentos a su diversidad de terruños, a la orientanción de sus viñedos, al juego que tienen sus variedades más características. A la gente de toda la vida que sigue haciendo grandes vinos y a los recién llegados que aprenden rápido y bien. Viento y mar. Fermentación divina. Vida. Hijos de Baco y Éolo. Nunca marcharon.