Hace unos días, por la mañana temprano y cerca del laboratorio, comencé a observar unas largas y ordenadas hileras peludas. Al acercarme me di cuenta que eran filas de orugas, ubicadas una detrás de la otra, muy ordenadamente como si fuera una precesión. Al avanzar la mañana y luego de un par de horas cerca de este sitio, comencé a tener cierta molestia en los ojos y en la piel de mis brazos.
‘Procesión’ de orugas de pino.
Al finalizar el día, me volví a casa con algunas ronchas rojas que, afortunadamente, no terminaron en nada grave. Lo impactante fue ver al resto de mis compañeros igual, e incluso, algunos con peores cuadros.
¿Qué nos pasó? ¿Tiene alguna relación con la procesión de orugas? ¿Cómo se explica esto? Todo esto me pregunté y aquí dejo algunas respuestas.
Primer pregunta: ¿qué son las orugas?
La oruga de pino o procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es una especie de insecto lepidóptero de la región mediterránea en fase larval. Su ciclo biológico (puedes verlo en el esquema) es anual pero, en zonas de grandes latitudes puede extenderse a dos años.
Ciclo biológico anual de la polilla procesionaria del pino (T. pityocampa). Tomado de Vega et al., 2011.
El día después del apareamiento, las hembras mariposa (polillas) depositan sus huevos (de 70 a 300 huevos) en los pinos más cercanos en forma de masas cilíndricas. Después de 30 a 45 días emergen las larvas (orugas) que pasaran por 5 estadios larvarios durante todo el invierno. A finales del invierno y a principios de primavera estas larvas bajan de los árboles, en forma de ‘procesión’, en busca de un lugar adecuado para enterrarse y así pasar al estadio de pupa (crisálidas). Está descripto que las crisálidas pueden entrar en diapausa prolongada (estado de latencia reversible) y permanecer en este estadio entre uno y cuatro años dando lugar a ciclos plurianuales.
Luego de la metamorfosis y durante el verano emergerán los adultos mariposa listos para el apareamiento.
Las “procesiones ” son una magnífica expresión de conducta social. Se desconoce porque van en fila, pero si se sabe que la que va primero será una futura mariposa hembra y que marcan su camino con su seda y por acción de feromonas.
‘Procesiones’ plaga
Adulto de T. pityocampa (Créditos dhobern Flikr).
En la región mediterránea, T. pityocampa es considerada una de las plagas forestales más importantes y se observa con frecuencia en los bosques de pino. Ataca a todas las especies del género Pinus y Cedrus y ocasionalmente al alerce europeo (Larix decidua).
Las orugas pasan el día en el interior de estructuras de tipo bolsas de seda blanca (nidos) y se activan por la tarde para alimentarse de las acículas (hojas) de los pinos. Cuando el frío se hace más intenso, retornan a los bolsones para protegerse y pasar la noche.
Los daños son cuantiosos y miles de hectáreas quedan defoliadas anualmente en España. Este año, por ejemplo, se publicaron noticias alertando la presencia de los bolsones blancos especialmente en las regiones de Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía y Menorca.
La flecha roja señala un nido de T. pityocampa.
Existen diferentes formas de combatirla. Cuando los insectos están localizados es posible eliminar y cortar las bolsas una por una. También se pueden utilizar trampas con feromonas sexuales que atraen a las mariposas macho, y de esta manera se evita la fecundación de las hembras. También es posible el uso de insecticidas biológicos o químicos, que se aplican por medio de pulverizadores. Sin embargo, cuando el daño causado por la procesionaria se extiende, estos tratamientos locales son insuficientes y es necesario combatirlas la fumigación aérea con insecticidas.
Por otro lado hay grupos de investigadores españoles que han sugerido que la mejor forma de controlar esta peste no es eliminarla mediante fumigación masiva sino primar las medidas preventivas frente a las paliativas.
¿Existe alguna relación entre las orugas y la reacción de mi cuerpo?
Evidentemente esta especie de lepidóptero ha llegado a las ciudades y está causando otras molestias, además de las pérdidas forestales.
Imagen al microscopio óptico de un pelo de una oruga . Arriba Izquierda microscopía electrónica. Tomado de Vega et al., 2011.
Resulta que durante sus tres últimos estadios larvarios los ejemplares de esta especie, presentan pelos urticantes de pequeño tamaño, que se desprenden con facilidad y pueden ser transportados por el viento. Esto quiere decir que no es necesario tocar a las orugas para sufrir las consecuencias.
Estos pelillos pueden producir distintas patologías, como urticaria de contacto y dermatitis. También son capaces de clavarse e irritar la mucosa conjuntival y de penetrar en las vías respiratorias. Ahora entiendo todo…
Hay casos de reacciones inmediatas, repetidas o intensas a la exposición de estos pelos urticantes y en estos casos se estima que puede ser provocado por un componente alérgico mediado por una IgE o Inmunoglobulina de tipo E. Esto último explicaría la exacerbada reacción de algunos de mis compañeros.
Las víctimas no solo son humanos, sino que además ya hay registros de los efectos sobre perros expuestos a zonas con presencia de estas orugas. Según la bibliografía consultada se ha caracterizado la presencia de una proteína “Thaumetopoein” la cual estaría presente en los pelillos de las orugas y, se piensa que, podría ser uno de los factores causantes de su efecto irritante.
Oruga T. pityocampa (créditos Angel T Flikr).
En la antigua Grecia los romanos arrojaban a los ‘reos’ en zanjas llenas de procesionarias como castigo o pena, es decir que ya desde la antigüedad se conocía la ‘peligrosidad’ de las orugas. En los últimos años se han incrementado los registros de personas afectadas por estos insectos, no obstante es posible explicar de forma lógica y con fundamentos científicos qué es y por qué nos ocurre. Este es otro ejemplo de una explicación científica acerca de una cuestión de la vida cotidiana.