A principios de este invierno, coincidiendo con el cambio de año, se registró un largo temporal de lluvia y frío que hizo desaparecer la práctica totalidad de los insectos de la campiña asturiana. Posteriormente la climatología ha sido bastante templada, con días incluso calurosos para la época, lo cual ha hecho que se registren de forma paulatina las primeras especies del año.
Los más llamativos son por supuesto las mariposas. Entre ellas destacan las amarillas que entran en letargo invernal en estado adulto, que ya se muestran activas desde la última semana de enero, como es el caso de la limonera Gonepteryx rhamni
o la mariposa cleopatra Gonepteryx cleopatra, cuya mancha anaranjada se distingue bien a contraluz.
De momento estas mariposas se muestran activas un corto periodo del día, en el momento de mayor calor, y siempre cerca de sus sitios de hibernación, al igual que la pavo real Aglais io, de la que también se registran los primeros ejemplares.
Entre los dípteros destaca ya el registro de los primeros sírfidos, como el inconfundible Episyrphus balteatus, del que he podido ver unos pocos ya polinizando flores, tanto machos como hembras. Los ejemplares de invierno suelen presentar tonos más apagados, al haberse desarrollado las larvas en un periodo de frío.
Las más frecuentes son los sírfidos del género Eristalis, con varias especies similares, entre ellas el Eristalis similis.
Y tenemos también especies de muy pequeño tamaño, de amplio periodo de vuelo, prácticamente todo el año, de las que se registran también los primeros individuos, como Meliscaeva auricollis o Melanostoma scalare.
Entre los abejorros se muestra especialmente activo este invierno el Bombus pascuorum, con muchos individuos polinizando distintos tipos de flores.
Y otros himenópteros que se pueden ver son varias especies de abejas, como la llamativa Andrena thoracica, típica de medios litorales.