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Luna caliente (Vicente Aranda, 2.009)

Publicado el 11 diciembre 2011 por Rugoleor @rugoleor
Luna caliente (Vicente Aranda, 2.009) <\/param><\/embed><\/object><\/div>";" alt="" />Luna caliente (Vicente Aranda, 2.009)

Calificación:

Crítica: 5,828 Público: 4,807 España: 4,275 Rugoleor: 5,850

Ficha:

Título Original: Luna caliente

Director: Vicente Aranda

Guionista: Vicente Aranda

Intérpretes: Eduard Fernández, Thaïs Blume, Emilio Gutiérrez Caba, José Coronado, Héctor Colomé, Mary Carmen Ramírez, Carla Sánchez

Productores: Vicente Aranda, Rodolfo Montero de Palacio

Fotografía: Joaquín Manchado

Música: José Nieto

Montaje: Teresa Font

Nacionalidad: España

Año: 2.009

Duración: 91 minutos

Edad: 18 años

Género: Drama, Suspense

Distribuidora: Paramount Spain, S. L.

Estreno: 05-02-2.010

WEB Oficial: Web Oficial de la película en España

Espectadores: 60.365

Recaudación: 396.836,41 €

Visitas: 0

Calificación única: 5,479 (214.258 valoraciones)

Puesto / Total: 33 / 33

Sinopsis:

Juan cree haber observado en Ramona cierto tipo de insinuaciones, de forma que se atreve a entrar en su habitación en mitad de la noche. Ramona ha imaginado una relación romántica pero, instintivamente, sin poderlo remediar, él procede a una violación que nada tiene de romántico. El resultado es un cambio radical en ambos, de tal magnitud que los dos dejan de ser lo que han sido hasta el momento para entrar en una zona irracional donde los instintos son el eje de la conducta.

Comentario:

El veterano Vicente Aranda volvió a escandalizar a la audiencia con esta historia de amour fou entre una joven, Thaïs Blume (“Sin tetas no hay paraíso”) y su violador, interpretado por el polifacético Eduard Fernández. Se trata de la tercera adaptación que se lleva al cine de la novela del argentino Mempo Gardinelli –las anteriores son dos desconocidas en nuestro país-, aunque Aranda se aleja del texto original para ambientar los hechos en 1.970 en España, durante el Proceso de Burgos contra miembros de ETA.

Crítica:

10-02-2.010 – JOSU EGUREN

El último tango de Aranda

Sin rodeos. El cine de Vicente Aranda no le interesa a nadie, o casi, porque él sigue convencido de que la crítica ni quiere ni sabe entender la profundidad de su discurso, y seguirá filmando hasta que la salud le respete. Aparcada su relación de amor-odio con el autor de “El amante bilingüe”, le toca el turno a la “Luna caliente” de Giardinelli, una novela que Aranda reubica en el Burgos tardofranquista de los 70. El primer accidente geográfico de la cinta es el monte de Venus de Thaïs Blume, un pubis depilado que puede descolocar a quien no conozca la filmografía del barcelonés, pero que al espectador curtido le sonará a lo de siempre. El segundo es la vulgaridad de una trama anodina que recurre al fraseo de citas literarias para volar más alto. Y el tercero es un trío de intérpretes que en el mejor de los casos funcionan como marionetas descolocadas.

El subconsciente es un terreno prohibido para el cine de Aranda, a pesar de que se empeña en activar resortes mentales con un carrusel de escenas sexuales de alto voltaje. Quédense con sus palabras: “Luna caliente” es la metáfora de una España 'violada por la dictadura'. Lo que sí se escucha con claridad es el eco de Jekyll y Hyde en el personaje de Eduard Fernández, un poeta que regresa desde el exilio para contaminarse con el ambiente malsano que se respira en un país enfermo. Con el proceso de Burgos en la recámara y los aplausos que la intelectualidad de izquierdas le dedicó a los atentados de ETA, Aranda trata de demostrar que la violencia es capaz de engendrar monstruos, aunque no consigue trazar un paralelismo efectivo entre el análisis sociopolítico y los extraños derrotes dramáticos de sus personajes.

A Thaïs Blume, que debería ser el motor de la trama, se le notan demasiado las costuras, y Eduard Fernández parece un cruce desafortunado entre el Marlon Brando 'bertolucciano' (sin la coartada gráfica de Francis Bacon) y el pijoaparte de Juan Marsé. Otro tango, el anteúltimo, en la carrera de un director que se perdió hace demasiado tiempo.


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