Mantenimiento de los filtros
El filtro es importante para el éxito del sistema. El agua debe ser filtrada para remover los sólidos suspendidos. Hay tres tipos principales de filtros: filtros ciclónicos (separadores centrífugos); filtros de malla y disco; y filtros de arena. Una práctica común es el instalar una combinación de filtros para que estos funcionen efectivamente.
Separadores centrífugos
Estos filtros requieren poco mantenimiento, pero requieren lavados frecuentes. La cantidad de sedimento en el agua que entra al filtro, la cantidad de agua usada y la capacidad de recolección del depósito determinarán con qué frecuencia y por cuánto tiempo tienen que operar las válvulas de lavado.
El sedimento se puede arrojar del filtro manual o automáticamente. En caso de que sea manual, se debe abrir y cerrar la válvula del fondo del filtro a intervalos regulares. Una válvula electrónica programada por un controlador puede abrir el filtro automáticamente. La operación de la válvula automática se debe revisar por lo menos cada dos días durante la temporada de riego.
Filtros de malla y disco
Los filtros pequeños de malla usan un colador o una bolsa de nylon que se debe quitar e inspeccionar periódicamente para ver si no hay agujeros pequeños. Las válvulas de lavado controlan el retroflujo de los filtros de malla y se puede operar manual o automáticamente. Lave los filtros de malla cuando la presión entre los dos medidores de presión bajen de 5 psi (uno está localizado antes de los filtros y el otro después de los mismos).
Los filtros automáticos usan un aparato llamado “interruptor de diferencial de presión” para detectar una reducción de presión entre los filtros. Otros sistemas utilizan un cronómetro, que usualmente se fija por el operador. El lavado se pueden sincronizar según la hora de riego y la calidad del agua. El tiempo entre lavados se puede ajustar para tomar en cuenta las diferencias de presiones entre los filtros. Los aparatos automáticos de lavado se deben de inspeccionar por lo menos cada dos días en los sistemas grandes.
Filtros de arena
Con estos filtros la tarea más importante es ajustar la válvula que restringe el retroflujo. Si el nivel de retroflujo es demasiado alto, la arena del filtro se lavará completamente. Si es demasiado bajo, las partículas contaminantes nunca se lavarán del filtro. El operador debe de ajustar el flujo más adecuado de retrolavado. El crecimiento bacterial y la química del agua pueden causar que la arena se cemente. La cementación de los filtros de materia arenosa puede causar canales en la arena, los cuales pueden permitir que agua contaminada pase hacia el sistema de riego. La mejor manera de corregir el problema es por medio de la cloración.
Lavado de las líneas laterales y los distribuidores
Las partículas muy finas pasan por los filtros y pueden tapar los emisores. Mientras que la velocidad del agua sea alta y haya turbulencia en el agua, estas partículas permanecerán suspendidas. Si la velocidad del agua se vuelve más lenta o si hay menos turbulencia en el agua, estas partículas se sedimentaran. Esto normalmente ocurre en las puntas distantes de las líneas laterales. Si estas no se lavan, los emisores se taparán y la línea eventualmente se llenará con sedimento empezando desde la punta final hacia adentro. Los sistemas deben de ser diseñados para que las líneas principales, los distribuidores y las líneas laterales puedan ser lavados. Las líneas principales, las secundarias y las válvulas son lavadas por medio de una válvula instalada en el tubo que colecta el agua proveniente de las tuberías laterales. Las líneas laterales se pueden lavar manual o automáticamente. Es importante lavar las líneas por lo menos cada 2 semanas durante la época de riego.
Inyectando Cloro
A una concentración baja (de 1 a 5 ppm), el cloro mata las bacterias y oxida el fierro. A una concentración alta (de 100 a 1000 ppm), el cloro oxida la materia orgánica y la desintegra.
Fuente: www.itc.tamu.edu