Nacido y vecino de Almodóvar del Río, nuestro personaje se ha convertido, gracias a sus años de dedicación y trabajo en uno de los más prestigiosos taxidermistas de España.
Apenas roza la adolescencia, con catorce años, deja el colegio y se coloca en los albañiles. Posteriormente trabaja en una fábrica de lozas hasta que ésta cerró. Después de la mili pasa un año en Alemania y cuando llevaba unos diez años casado (1980), se dedica exclusivamente a la taxidermia.
Sus comienzos en este arte se remontan a cuando apenas tenía unos quince años. Por aquel entonces siguió un curso por correspondencia del Ministerio de Educación y Ciencia y bien pronto quedó atrapado por esta modalidad. Como casi todos estos profesionales sus primeros trabajos consistían en disecar pajaritos y pequeñas aves para ir progresivamente acometiendo otros retos con piezas de más entidad.
Manuel, en sus años mozos, quiso ser torero y por las noches toreaba con “El Lagarto” saltando las talanqueras y se relacionaba con los aficionados de la localidad “Garbanzo”, “Chicuelo”, “Sagre”, y “Quinito” y les acompañaba a capeas y tientas. Pero aquello solo fueron ilusiones juveniles que pronto le devolvieron a la realidad, aunque desde esos años de juventud mantiene una sólida afición a la fiesta y sobre todo siente pasión por el toro bravo, animal al que, junto a su esposa, Pepi Ramírez, naturaliza como nadie, sin olvidar sus magníficos trabajos de montería como venado y jabalí. No rechaza ningún animal, exceptuando cuando le pidieron que disecara una inmensa pitón a lo que se negó. “No me gustan esos bichos”, apostilla.
Cañete recuerda que el primer toro que disecó, lo mató Paco Ojeda en Córdoba y a partir de ahí su prestigio se fue consolidando. También se siente muy satisfecho del trabajo realizado en la restauración de las dos cabezas de los toros de las alternativas de Manuel Benítez “El Cordobés” y Manuel Cano “El Pireo”. Sin olvidar los seis ejemplares lidiados por “El Fandi” en la feria del Corpus de Granada de 2005. Últimamente ha naturalizado un precioso ejemplar completo de Vitorino Martín. Pocos toreros actuales hay que no tengan en su casa un trabajo con esta firma.
“En naturalizar una cabeza de toro se tarda aproximadamente un mes. Antiguamente podía pesar cerca de cincuenta kilos, pues se usaba yeso, hoy, gracias al poliuretano, apenas si llega a los quince. Se ha ganado en facilidad en el manejo y cuidándolas pueden durar siempre”., nos dice.
Manuel ha expuesto en todas las ediciones de la Feria Mundial del Toro de Sevilla con un stand propio siendo también un asiduo en Inter Caza habiendo conseguido importantes premios. Ha participado en numerosas exposiciones y ferias y sus trabajos son solicitados desde toda España, Francia y Portugal.
Manuel recuerda que uno de los trabajos más curiosos que ha realizado fue para la película ”Entre lobos”…”como los lobos que salen son adiestrados, me encargaron desde el equipo de producción que les disecara varios conejos para la escena en que el chaval se los echa. No querían que los lobos comieran carne de conejo”.
“También otra vez una productora de Londres me alquiló un toro que tenía disecado completo. Nos fuimos al polideportivo de la sierra y allí estuvimos todo el día rodando para un spot publicitario. Luego cuando terminaron el montaje, el toro se veía corriendo como si estuviera vivo. Los trucos del cine.”
En su casa taller de Almodóvar del Río posee un museo permanente de los trabajos que realiza. Les recomiendo que lo visiten, es una gozada.-