Rossi y Márquez , en el podio del GP de Alemania- AFP.
No es de los que dejan escapar trenes, sino que más bien tiene espíritu de maquinista. Sabe marcar su recorrido digan lo que digan y hagan lo que hagan los demás. A Marc Márquez (Cervera, Lleida, 1993) le sientan igual de bien los elogios que las críticas y no le preocupan los récords, aunque estos no tengan secretos para él. Si cuando subió a MotoGP sabía que tenía once oportunidades para desbancar a Freddie Spencer como piloto más joven en ganar en la categoría reina, Márquez se coló tercero en su debut en Catar
-superando a su compañero Dani Pedrosa– y a la segunda, en el Circuito de las Américas (Austin), se subió a lo más alto del podio para ser también el líder más precoz. Y en su tercera aparición provocó que el actual campeón, Jorge Lorenzo, le soltase una reprimenda por un apurado adelantamiento en la última curva de Jerez. Tampoco se amilanó Márquez tras sus cuatro trompazos en Mugello –uno a casi 340 km/h y otro en carrera, que le hizo abandonar cuando rodaba segundo– y en Montmeló y en Assen fue tercero. Como en Holanda, Valentino Rossi volvió a hacerle una reverencia tras su papelón en el circuito Sachsenring, donde el piloto de Honda derrochó chispa, inteligencia y paciencia: no se inquietó por pasar de la primera a la cuarta plaza en la salida y en solo cinco vueltas recuperó el liderato de la prueba, que no cedería pese a la insistencia de Cal Cruthlow, que se había despegado de Rossi, tercero. “Es la segunda victoria, pero no tiene nada que ver con Austin, sin ellos no es lo mismo”,recalcó Márquez, refiriéndose a la ausencia de Pedrosa, a quien los médicos no permitieron correr después de su accidente en la prueba de clasificación –pequeña fractura en la clavícula, shock traumático y ligera conmoción cerebral– y de que se tuviese mareos y le bajase mucho la presión cuando tenía que subirse a la moto; y la de Jorge Lorenzo, que vio la carrera desde su casa después de que le diesen el alta a mediodía tras su nueva operación en la clavícula dañada –se cayó en los segundos libres y el sábado por la noche aseguró que tampoco correrá en Laguna Seca–. Márquez es otra vez líder del Mundial con dos puntos más que Pedrosa y once que Lorenzo.
“Dadas las circunstancias, era importante coger puntos y si eran 25, mejor que mejor”, dijo Márquez, descarado en la pista y divertido y cómplice fuera, como cuando le soltó una bofetada cariñosa a Cal Crutchlow ante los periodistas en Alemania. Ambos se rieron de la ocurrencia. El británico estaba eufórico, aunque no hubiese podido ayudar a Lorenzo, su compañero de marca –Cruthlow conduce una Yamaha satélite–: “Jorge me dijo que tenía que ganar y he sido segundo. Le mando un abrazo a él y a Dani”. Como Márquez, no salió nada bien y perdió tres puestos, cayendo a la quina posición, en unos primeros giros dominados por un Rossi que se sentía capaz de todo –aunque Bradl no tardó en superarle– y con Aleix Espargaró rodando tercero –acabó octavo; quinto fue Bautista y 11º Barberá– con una CRT Aprilia –“al principio iba al 1.000 para estar con ellos. Sabía que era mi momento, pero luego he ido perdiendo terreno”–. Su hermano Pol se lo estaba pasando pipa: “¡Vamos! Es increíble”.