Revista Cocina

Margarinas pesadas

Por Yoisasi
MARGARINAS PESADAS

Take control (toma el control), Smart balance (equilibrio inteligente). La industria sí que sabe cómo convencernos y hacernos creer que seguimos poseyendo el poder, cuando nos lo robaron hace tiempo.

Hace unas décadas fuimos ‘bombardeados’ con un nuevo alimento que nos lo vendían más sano y más ligero e ideal para nuestros hijos y a la vez estupendo para las madres que querían mantener la línea. Nos convencieron de que había que dejar nuestras tostadas con mantequilla y sustituirla por la margarina. Pero el tiempo pone de nuevo todo en su sitio y por fin se puede decir en voz alta que esto es otra falacia alimentaria más.
La margarina se hace con aceites de soja, palma, girasol, cacahuete, coco, maíz y colza. Estos aceites se extraen de las semillas mediante procesos químicos a base de disolventes, como el peligroso hexano, después se los refina eliminando las vitaminas E y A (por eso algunas margarinas llevan vitamina A sintética añadida). Pero lo que hace peligrosa a la margarina es que a estos aceites, que en principio son insaturados, se les introduce hidrógeno a altas temperaturas convirtiéndolos en grasas saturadas (ácidos trans) y creando solidez a temperatura ambiente. Por tanto la hidrogenación y los extremos de calor, convierten las grasa insaturada en saturada. Los aceites son sensibles al calor y a la oxidación, tanto más cuanto más insaturados sean.

MARGARINAS PESADAS

Todos los pastelitos, dulces, galletitas y demás están hechos ácidos trans. Manipulación aceitosa.

La margarina se nos presenta como el mito saludable, la sustituta perfecta de grasas y mantequillas y la ideal para personas con problemas de peso y circulación. Pero teniendo en cuenta su origen industrial y químico no es oportuno decir que sea un producto dietéticamente superior al de la mantequilla. Los ácidos grasos trans de la margarina  están alrededor de un 35% mientras que en la mantequilla en un 3%.
El ‘boom’ de las enfermedades cardíacas comenzó a finales de los años setenta, justo cuando se empezaron a introducir grasas parcialmente hidrogenadas a nuestra alimentación, además del aumento de consumo de alimentos refinados y bollería industrial. Las grasas parcialmente hidrogenadas o grasas de origen vegetal ‘procesadas’ ya no sólo se las asocia con la aterosclerosis sino también con el cáncer más que las grasas saturadas.

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Cuidado con los pequeños de la casa. Son los que más van a sufrir estas manipulaciones químicas desde bien temprano.

Estas grasas hidrogenadas son grasas sólidas a temperatura ambiente que pueden conservarse durante mucho tiempo en las estanterías de los supermercados por tanto ya no sólo se encuentra en las margarinas sino también en las galletas, pasteles, productos de repostería y lo que más me duele es que las han introducido en las fórmulas para bebés. Si leemos las etiquetas de los productos que compramos veremos que la mayoría contienen grasas hidrogenadas y por desgracia no son pocos. Nuestro cuerpo no reconoce estas grasas químicas y por eso desbarajusta nuestro organismo disminuyendo el colesterol HDL (el bueno) y aumentando el LDL (el malo) sabiendo ya todos a dónde nos lleva un colesterol alto. Estas grasas no existen en ninguna parte en la naturaleza.
Por tanto, deciros que lo que realmente necesitamos son ácidos grasos esenciales omega-3 y omega-6 para crear una salud óptima y moderar los efectos cancerígenos de la radiación y de ciertas substancias químicas. Buenas fuentes de ácidos grasos esenciales omega-3 los encontramos en los aceites de lino de primera presión en frío (una vez abierto hay que guardarlo en la nevera para que no se oxide), en los peces de aguas frías como el bacalao, caballa, sardina y salmón. Y los ácidos grasos esenciales omega-6 están en los aceites de sésamo, nuez, avellanas y nuez de macadamia, eso sí, tienen que ser de primera prensada, sin sufrir altas temperaturas y al resguardo de la luz ya que sino se convierten en saturados. Si no conocemos bien la procedencia del aceite insaturado, no debe consumirse, ya que por ejemplo, el aceite de lino sólo ejerce su acción terapéutica si ha sido extraído y envasado en ausencia de oxígeno a una temperatura máxima de 40ºC. En caso de duda es mejor consumir las semillas (molidas para poder asimilarlas) tal y como nos las da la naturaleza, siempre que no estén enranciadas.

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Ya podemos atiborrarnos de suplementos de ácidos grasos esenciales que no surtirán efecto si seguimos con una 'alimentación ácida trans'.

Si hacemos una alimentación basada en cereales integrales, frutos secos, semillas, legumbres, verduras, pescados frescos, carnes magras y evitamos las grasas saturadas, el cortisol, el alcohol y los ácidos grasos trans no necesitamos tomar suplementos (hoy en día muy de moda) de ácidos grasos esenciales (omega-3 y omega-6).
La grasa natural, sobe todo la del tipo insaturado, es más sana que la margarina, un producto parcialmente hidrogenado de la industria química y por lo tanto artificial. Desde aquí decir, que ya está bien de tanta manipulación mediática nutritiva y que cada vez somos más los que nos damos cuenta de toda esta adulteración alimentaria.
En la actualidad la hidrogenación es el método más utilizado para aumentar el punto de fusión a casi todas las grasas alimentarias. Y como he comentado está invadiendo a todos los productos que se venden en nuestros supermercados y haciendo entrada en los productos supuestamente dietéticos y sanos. No creamos que por comprar nuestras galletitas ‘light’ en tiendas biológicas vamos a estar ‘libres’ de las grasas parcialmente hidrogenadas. Así que lo mejor es seguir leyendo etiquetas y hacernos nuestras galletas o postres en casa, como se hacían no hace mucho tiempo.

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Lee lo que pone el recuadro rojo...¡Esto sí que es digestivo! Todo muy sanamente manipulado.

Un mensaje para las mujeres adictas a las dietas: Chicas, que no nos tomen el pelo, que no nos vacíen los bolsillos con alimentos supuestamente sanos y bajos en calorías ya que éstos son productos químicos que alteran nuestro organismo, nos debilitan y hace que luego tengamos ansias de dulce, nos peguemos el gran atracón y encima sin perder ni un solo gramo. Salgamos de este círculo vicioso creado por la industria alimentaria y empecemos a cuidarnos de verdad, aprovechando lo que nos da la Naturaleza. Despertemos nuestro instinto nutritivo, nuestra esencia y que los grandes empresarios se vayan a ‘freir espárragos’.
Salud y Buenas Grasas Esenciales!
Yo Isasi
www.nutricionencasa.com



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