Revista Deportes
Ser defensa uruguayo no siempre es sinónimo de juego rudo y tosco. Martín Cáceres quiere demostrar que va más allá de los tópicos y sabe adaptarse a las necesidades que su equipo le dicta. Como siempre, no se puede hablar de un jugador sin conocer su pasado y los pequeños pasos que ha ido dando hasta alcanzar una parte de su destino.
Cáceres nació en Montevideo hace 23 años con un único objetivo: dedicar su vida al fútbol. Desde pequeño destacaba por su capacidad para este deporte e inició carrera en el equipo de su ciudad natal, el Defensor Sporting. Poco a poco, con constancia y trabajo duro fue ascendiendo por las diferentes categorías hasta debutar en el primer equipo en 2006. Desde aquel instante fue el centro de todas las miradas. Comenzó el interés de clubes europeos que pujaban por él mientras continuaba su formación. La mayoría de las promesas sudamericanas tienen un factor común, salen jóvenes de su país forzados por las circunstancias económica de las entidades. Tras ser nombrado mejor central en el campeonato sub-20 de Paraguay, escogió al Villarreal para dar el salto a nuestro continente. El submarino amarillo obtuvo su pase en febrero de 2007 y se convirtió en la moneda de cambio para ayudar a sanear las cuentas del club. Su próximo destino sería el Recreativo de Huelva con el que cursaría la temporada 2007/08. Desde el primer instante quedó patente su potencial y el rendimiento que sacaba al resto del equipo. Fue clave para los andaluces que vieron cómo el uruguayo marcaría en Copa del Rey un gol decisivo ante, precisamente, el Villarreal. Tras acabar su cesión se formalizó su fichaje con el FC Barcelona. Cara y cruz de una misma moneda. Fichar por un grande no siempre es sinónimo de éxito o titularidad. Otros jugadores se hubieran conformado con pertenecer a la plantilla del Barça, Cáceres no. Martín sabe que su vida está sobre el césped y, tras un año absorbiendo la calidad de sus compañeros pero tocando poco balón, decidió partir en busca de minutos que sumar a su currículum.
En la Juve, a donde llegó cedido con derecho a compra para la campaña 2009/10, tampoco tuvo un buen comienzo por problemas de adaptación. Debía modificar su esquema de juego sin bajarse del tren que lo llevaría al Mundial de Sudáfrica. En Italia sacaron su máximo jugo como lateral derecho hasta que una lesión lo mantuvo alejado de los terrenos durante tres meses e hizo peligrar su participación con Uruguay. La confianza ciega que puso su seleccionador en él fue determinante para la recuperación del nivel que debía mostrar en junio. El sacrificio tiene recompensa y gracias a ello pudo saborear las mieles de una semifinal a la que consiguieron llegar con unión, calidad y mucha moral.
Sin mucho tiempo para pensar surgía una nueva disyuntiva. Seguía sin tener cabida en el Barça de Pep y había numerosos clubes interesados en él como la propia Juve, Roma, Milán o el Sevilla. Gracias a los consejos de su amigo y ex-sevillista Alves puso rumbo a la ciudad hispalense donde se ha hecho patrón de la defensa. Su polivalencia y entrega son sus puntos fuertes. Poder jugar en cualquiera de las cuatro posiciones de la zaga es una gran virtud cuando actúa en un club amigo de las lesiones y tiene que adaptarse sobre la marcha a las exigencias del nuevo guión. Además, conduce bien el balón interviniendo en el ataque cuando el partido lo permite. Atrás queda la errónea visión del central uruguayo que entra fuerte y con agresividad. No es el caso de Cáceres quien goza de buena calidad y técnica. Reconoce que, a pesar de que Puyol fue un ejemplo a seguir, su referente siempre ha sido Rafa Márquez del que desea aprender la delicadeza con la que acariciaba la pelota para sacarla de cualquier situación.
En raras ocasiones ha llegado a jugar como mediocentro cuando se suma al ataque. Le gusta ser ofensivo y no se conforma con mantener la portería a cero, sino intenta que su equipo marque el máximo de goles posibles. Como central no tiene la libertad necesaria para incorporarse al asedio ya que si pierde el balón está vendiendo su hueco. Bajo las órdenes de Gregorio Manzano comenzó acompañando a Alexis como central. Con el transcurso de los partidos y la recuperación de Escudé ha visto relegada su participación al banquillo o bien a la banda derecha. No tiene inconveniente en jugar en dicha posición para ayudar a los extremos y, de hecho, será más productivo siendo el refuerzo y compañero inseparable de Navas. Ambos tienen velocidad, regate y capacidad para centrar. La irregularidad de esquemas fruto de las bajas en los andaluces han provocado que el equipo no sepa hacia donde rema. Ahora que se han recuperado a la mayoría de lesionados se está fraguando un bloque único e indivisible. Si Cáceres quiere afianzar el patronato de la defensa, y para la obtención de los mejores resultados, el peso central deberá estar ocupado por la pareja Escudé-Alexis. La banda izquierda sería potestad de Navarro o el canterano Luna y la derecha por el uruguayo. De esta forma, el Sevilla FC conseguiría que en partidos exigentes frente a equipos opresivos, Martín duplicara su trabajo dividiéndose como lateral y central. En encuentros más permisivos se ocuparía de la banda incorporándose al ataque y doblando a Navas para que éste interiorice su juego en busca del regate o bien realice precisos centros que ha demostrado hacer. Su sed de gol es insaciable. Aprovecha su facilidad para el juego aéreo para buscar remates de cabeza que han llegado a terminar entre los tres palos.
Para Martín Cáceres su paso por Sevilla es una gran prueba de fuego. Tiene que demostrar por qué equipos como Barça y Villarreal apostaron por él. Aunque es participativo, luchador, inconformista, impulsivo y demuestra profesionalidad, aún le quedan aspectos por mejorar. Junto a Javi Navarro aprende a ser más agresivo y a no perder la concentración. Para ser un buen defensa no sólo sirven las intenciones sino que hay que demostrar robustez en los noventa minutos. Si sigue aprendiendo con humildad y luchando por disputar el máximo de minutos, que le permitan quedarse definitivamente como sevillista o bien regresar para tener más protagonismo en Barcelona, será sin duda uno de los futbolistas uruguayos presente en los equipos ideales de esta década.