Más de lo mismo

Hace unos días terminé un libro que había empezado con muchas ganas. Hablaba de una estudiante de Comunicación de diecinueve años que iba a empezar a trabajar de becaria en la televisión. El programa era de un treintañero famoso, rico y mujeriego con el corazón muy pequeñito. Elena, que así se llama la becaria, sería quien abriera los ojos de este donjuán y lo enamoraría sin piedad. A simple vista, no parece nada nuevo, ¿no? Pues yo le quise dar una oportunidad, porque la romántica que llevo dentro lloraba por un libro bonito y dulce. En Que el amor nos salve de la vida, que así se llama esta novela, me he encontrado una historia manidísima, más que usada y explotada. No es original, no tiene chispa, sus personajes no tienen ese algo que te llena. Que el amor nos salve de la vida es más de lo mismo.

Más de lo mismo porque narra una historia sosa que cae en todos los tópicos románticos imaginables: la chica joven se enamora del chico madurito; el chico arrastra un terrible pasado que le ha cambiado la vida; la chica, por arte de magia, hace que este cambie por completo y se entregue al amor más romántico; el chico deja su vida de mujeriego para dedicar su corazón a su joven principessa.

Más de lo mismo porque no hay ningún elemento que brille por su originalidad. Tenemos a un segundo chico que aparece en escena cuando la joven se choca contra el muro de la realidad. Tenemos a las mejores amigas dispuestas a sacar más de una sonrisa al lector. Tenemos al donjuán con el corazón roto que se ha vuelto un ser apático, ojeroso y triste.

Hay novelas que caen en clichés, novelas que narran algo que ya nos suena, pero que, sin embargo, rompen con un elemento diferente. Algunas introducen a un personaje más avispado de lo normal; otras se diferencian del resto por el escenario; las hay en las que ocurre algo que pone la historia patas arriba. Que el amor nos salve de la vida no rompe con nada, no innova, no destaca; se queda en la línea de lo común, de lo previsible, de lo anodino. No es una mala novela, pero no brilla ni destaca sobre otras del mismo género. Es, simplemente, más de lo mismo.