Revista Cultura y Ocio

Más luminosos todavía

Publicado el 21 octubre 2020 por María Bertoni

«Este premio representa la herencia de los hermanos Lumière: filmar la vida, su intensidad, su movilidad» aseguraron Luc y Jean-Pierre Dardenne tras recibir el Prix Lumière en la 12ª edición del festival de cine homónimo que transcurrió del 10 al 18 de octubre en Lyon. Entre los medios que cubrieron la ceremonia de entrega en el anfiteatro de la cité internationale, Le Soir de Bélgica y Le Progrès de Francia señalaron la carga emotiva del evento que convocó a más de mil personas y que contó con la participación in situ de la actriz protagónica de Rosetta, Émilie Dequenne, y por videoconferencia de Jérémie Renier, cuya trayectoria dardenniana comenzó con La promesa. Al parecer, las ovaciones se extendieron a la par de La valse à mille temps, canción del también belga Jacques Brel con la que se recibió a los homenajeados.

La premiación tuvo lugar el viernes pasado por la tarde, horas después de que los realizadores presentaran una proyección de Rosetta y conversaran con el público. Espectadores tradujo algunas de las declaraciones que publicaron Charlotte Pavard en esta síntesis oficial y el bibliotecario lionés Fx Thuaud en Twitter.

♦ «Hay millones de Rosetta de carne y hueso. De hecho pocas cosas cambiaron desde el estreno de esta película en 1998. La desigualdad social se mantiene hoy como entonces en Francia y en Bélgica, igual que la humillación que sienten las personas excluidas del mundo laboral y de la comunidad humana».

♦ «Nosotros no hacemos un cine militante; por eso nos empecinamos en que nuestros personajes resistan todo modelo o prototipo, y que esa resistencia se perciba en la puesta en escena. En otras palabras, nos interesa la singularidad de cada presencia que filmamos; por eso nuestros personajes sólo se representan a sí mismos».

♦ «Queremos que nuestra película quiera al espectador, que éste comparta los sentimientos del o la protagonista a medida que el film avanza. Porque le damos una existencia verdadera, porque lo filmamos de tal manera que adquiere cierta autonomía, el personaje se le escapa un poco al espectador. Y más se escapa el personaje, más el espectador lo sigue y percibe cambios en su interior… Queremos que el espectador no pueda sacarse de encima al personaje».

♦ «Nuestros personajes nacen de largas conversaciones, en general telefónicas. Luc escribe una primera versión del guion, que corregimos muchas veces. Cuando sentimos que el guion está listo, se lo mandamos a nuestro productor Denis Freyd».

♦ «Técnicamente nuestras películas parten de un hecho cualquiera y de un personaje que ponemos en tal o cual situación. Cuando sentimos que hay algo ahí, imaginamos una seguidilla de escenas, una secuencia de acciones. Cuando terminamos el guion, hacemos juntos el casting y ensayamos durante cinco semanas con una cámara de video y en las locaciones ya elegidas. Recién entonces revelamos nuestro plan, hacemos la coreografía de los personajes con los actores y elegimos el vestuario. Entonces estamos listos para el rodaje».

♦ «El cine tiene algo de bricolage que es muy divertido. Los accesorios distan de ser accesorios; de hecho expresan una inmensa interioridad cuando se les confiere presencia. El rol del vestuario es muy importante en este sentido: los actores ganan certeza cuando se ven vestidos de tal o cual manera; se acomodan en una imagen más o menos elogiosa del personaje que encarnan. En este momento, nos gusta contradecirlos y contradecirnos a nosotros mismos. Es que, cuanto más nos sumergimos en la incertidumbre, más alcanzamos ese instante presente que llama la atención del espectador… En síntesis hacemos lo posible por vernos mal, y por eso conviene ser dos. A veces no sabemos cuál somos: ¿Luc o Jean-Pierre?».

Más luminosos todavía
Más luminosos todavía
En el 12º Festival Lumière, los Dardenne también fueron homenajeados con una retrospectiva de su obra.

♦ «El estilo de cada uno de nuestros films aparece a medida que lo buscamos. Por ejemplo con Rosetta, nos ubicamos detrás e intentamos seguirla; nunca nos adelantamos porque no sabíamos dónde iba. El joven Ahmed, en cambio, inicia una carrera hacia la muerte y nadie va a detenerlo; entonces supimos que debíamos filmarlo como si efectivamente participara de una carrera».

♦ «Existe una suerte de verdad de la materia que comienza a asomar como cuando amasás una pasta que luego se amoldará. Es un ir y venir, y hay que aceptar que algunas cosas se nos escapan, que los espectadores aportan sus propios accesorios a nuestros films».

♦ «Con Falsch hicimos nuestra transición del documental al trabajo con actores, que nos daba miedo. Luc hizo dos úlceras estomacales, y los dos lidiamos con el complejo del autodidacta y con la sensación de ser dos elefantes en un bazar».

♦ «A veces sentimos que nos proponemos salvar a nuestros personajes, sin por eso convertirlos en ángeles. De Rosetta à Ahmed, eso no cambió».

♦ «Los finales de nuestras películas son abruptos pero suponen el advenimiento de algo. La realidad se manifiesta antes y seguirá haciéndolo después. Esperamos que el movimiento siga viviendo en la cabeza y en el corazón del espectador, cosa que nos resultó más difícil con El joven Ahmed«.

♦ «La infancia constituye un tema central en nuestro cine: ya en Falsch incorporamos a un chico… En nuestra ciudad, Seraing, vimos a jóvenes perdidos entre la droga y la prostitución… El protagonista de La promesa debe cambiar solo; esta soledad de los jóvenes nos conmueve profundamente».


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