El espíritu inquieto de Carlos Esteva parece no conocer límites. A esa inquietud debemos un montón de vinos interesantes, desde la reivindicación de una de las mejores merlot peninsulares (Caus Lubis), también en su versión rosado, (Gran Caus) pasando por una de las más interesantes pinot noir (Ad fines) y terminando por dos blancos imprescindibles, hechos con variedades complejas en su relación con ese territorio: incroccio manzoni (El Rocallís) y chenin blanc (La Calma). Todo ello hecho, además, desde los confines del sur de la DO Penedès, en las estribaciones del Garraf, en un terruño al que ha sabido arrancar algunas de sus más vibrantes esencias, (su Xarel.lo Pairal, por ejemplo) y en una bodega que hunde, ahora literalmente, sus raíces en la tierra que le da el sustento: Can Ràfols dels Caus.
El común de los mortales se pondría a descansar y a sacar rédito de la fama bien ganada. Pero él no es así. Hace unos años (2000) arranca un proyecto nuevo en una tierra y clima que nada tienen que ver con el Garraf. Mas Oller, en la DO Empordà (en Torrent, Empordanet) fue de lo más destacado, en mi opinión, que probé en el último Fòrum Gastronòmic de Girona. Su tinto con muy poca crianza (con garnacha, syrah y algo de CS), Pur, seduce por su carácter frutal, su amabilidad, su atrevimiento y frescura. Esa misma garnacha la encuentro ahora, también con un poco de syrah en su rosado Aquarel.lo.Siempre me han gustado los rosados con garnacha (confieso mi debilidad por el Brunus Rosé 2008 y 2009) y los que llevan sólo syrah (ahí me quedo entre el Radix de Parés Baltà y el Viña Aljibes). Encontrar ahora esa mezcla de garnacha y syrah, en el Aquarel.lo 2008 me ha gustado de veras.
Destaca (es una debilidad mía) el carácter más vinoso del rosado, con una presencia y un empaque grandes en boca. Destaca también su color, tan atractivo, casi bermellón, de clarete redomado. Fruta madura del madroño en boca, cerezas de la primera cosecha y un mínimo tono vegetal, el descanso de un año en botella (hablo de la añada 2008) le sienta de maravilla a este tipo de rosados. La conjunción del poderío y textura de la garnacha con el frescor y carácter vibrante de la syrah en rosado es realmente buena. Si le añadimos que el vino sale por 9 euros, la apuesta es casi segura para quienes buscan algo más que una nariz resultona o cierto carbónico en los rosados de añada. Este es un rosado de carácter y temperamento. De los que a mí me gustan, vaya.