El panorama es complejo y, tal vez por ello, sea conveniente hablar de vino mas que nunca, para limpiar de tanta ignominia y falta de rigor y vergüenza otras actividades humanas, vainicas o no.
Así que adelante.
Me han llamado la atención varias cosas estos días y quiero compartirlas con vosotros. Es el caso de los tintos que se ha lanzado a hacer Zárate, como si no hubiera un mañana. Xabre es lo que hace en Ribeira Sacra y Fento es la parte tinta del proyecto de blanco que lleva el mismo nombre. En el primer caso, mayormente Mencía y un poco de Sousón, Brancellao y Garnacha (tintorera, que no se cabree nadie). Envejece en fueres de roble y sale por unos 14 euros. No está nada mal, pero esperaba mas. Tiene que recorrer aún un largo camino, porque acidez no le falta. Buen vino.
Fento es mas barato y un poco batiburrillo. Tinto Rías Baixas, al uso de los que hace Eulogio Pomares, pero mas corto en nariz. Es fácil de beber y sale por unos 10 pavos así que también me parece buen vino, mas para ahora mismo y sin esperar grandes logros si lo guardáis.
Me llamó la atención, de una muestra reciente, un tinto mencía del que no puedo hablar demasiado pero que ofrece un par de puntos de vista que quisiera compartir. El primero, que no es oro todo lo que reluce. Hacer un gran vino no solo depende de contar con un buen suelo, una buena viña y un viticultor experto y que aplique su sapiencia a esa viña y a ese vino. No.
Hacer vino es un entramado complejo, donde una falta total de educación o la ausencia de virtudes como la humildad, el equilibrio o el respeto por los demás acaban pesando en la calidad del vino. NO hablo de que el dueño de la bodega deba ser un tipo genial, cercano y amigo de sus amigos, educado y respetuoso y de carácter afable. Hablo de que poder comprar a un gran enólogo no garantiza un gran vino. Ni en la Ribera del Duero ni en la Ribeira Sacra ni en el Marco de Jerez.
Un gran vino es un gran vino porque lo es, porque sabe a gran vino pero, sobre todo, porque no admite dudas. Un gran vino, además, crece y se reproduce. Deriva en vinos menores pero de igual buen trato y es requerido y demandado, mas allá de modas y épocas. Uno puede contratar a un Enólogo volador de esos, pero su vino puede seguir siendo básicamente uno mas. Al enólogo hay que hacerle caso, la "viticultura remota" tiene sus dificultades, exige de gente preparada a pie de viña para muchas operaciones y eso no se aprende...ni se paga. El enólogo podrá aportar cierta respetabilidad pero el vino ha de estar rico, ser interesante y ser diferente porque sino, a la larga, el efecto inicial desaparece.
Esa muestra que me lleva a la reflexión anterior no me dijo nada del otro mundo. Otro mencía, en el sentido puro de vino directo, fragante pero con fruta escasa y mucho por mejorar. También probé otro, con algo de barrica, pero uniforme y plano en lineas generales. No estaba mal, no me malinterpretéis, pero no era lo mío. Mencías hay muchos y este era otro. Nada mas.
Otro que me gustó estos días y del que quiero hablaros fue el Máis Alá de 2012 de Sebio. Un Valdeorras a base de godello que despistó a ciegas a mas de un entendido y que da para mucho mas aún. Fresco y profundo, con nariz a fruta fresca y flores. Muy grande y muy godello. Me gustó.
De esa foto también me sorprendió sobre manera el Saint Joseph, un Ródano de todo menos clásico, con balsámicos en nariz y una boca fresca y fácil. A ciegas a mi me parecía un tinto Rías Baixas.... lógico, no tengo ni idea de vino.
Tres muestras de chips de madera para vino
Para terminar, quiero hacer mención a esto que me topé por Facebook hace unos días. Se lo encontró en una cata de orujos Kike García y lo traigo aquí para despejar las dudas de los que aún no se han enterado y creen que lo de los "chips" en el vino es leyenda urbana. Esto que veis son chips de 3 tipos distintos, en función de su tostado. Se añaden al vino de varias maneras y cumplen funciones bien distintas según cuando se añadan, pero para el caso que nos ocupa, se añaden al final al vino terminado para lograr un pseudo envejecimiento que de "un toque" a madera a un vino joven. Al incorporarlos directamente al vino, antes de su filtrado o justo después en infusión, se logra que el vino tenga un toque a madera mucho mas rápido y de manera mas económica que si uno tiene que esperar a que lo haga una barrica. La proporción es muy variable, pero para entendernos, lo que a un Roble de la Ribera del Duero le lleva 4 meses conseguir en barricas de roble de 225 litros, con esto se consigue en dos o tres semanas. Mas barato, mas económico, mejor.La pega está en que si uno usa de estos no puede decir que su vino es "roble", "barrica" o "con estancia en madera" porque, adema´s de ser falso, es ilegal.
Claro que, si no lo dice.... ¿quien se va a enterar?.
Fotos: mías y de Kike García en Facebook.