Cada partido, una victoria. Cada torneo, un nuevo título. Ya no importa el escenario o el rival; Novak Djokovic arrasa con todo lo que se le ponga adelante. Esta vez, el serbio derrotó con mucha autoridad al número uno del mundo y campeón defensor, Rafael Nadal, en la final del Masters 1000 de Madrid, por 7-5 y 6-4. Así, Nole -segundo sembrado- se quedó con el trofeo del certamen español y sumó su 32ª victoria consecutiva en la temporada, en la que aún no perdió ningún partido.
En un primer set raro y muy cambiante, los dos se repartieron por momentos el dominio del match. Nadal dejó pasar dos breaks points en el primer game y lo pagó caro. En el siguiente, Djokovic concretó el quiebre y sacó una ventaja de 2-0. A partir de allí, el serbio comenzó a marcar el ritmo, frente a un español al que la faltaba agresividad. En el cuarto juego, Nole volvió a quebrar y extendió la diferencia a 4-0.
Pero el mallorquín no tardó en reaccionar, apretó el acelerador y comenzó a presionar desde la línea de fondo. Rafa abrió la cancha y obligó a su rival a correr por todo el court, pero Djokovic respondió bien y los puntos se hicieron largos y muy peleados. Sin embargo, ante la presión del ibérico, el serbio cometió varios errores no forzados (sumó 12 en el set). Nadal aprovechó, consiguió dos quiebres (en el quinto y noveno games) y empató el marcador.
Con el juego muy parejo, Nole apostó al golpe que mejor le funcionó durante todo el encuentro: el revés, en especial el cruzado. Así, luego de haber dejado pasar tres match points en el décimo game, Djokovic cerró el parcial en el 12º, con un nuevo quiebre y una ayudita de la red, que frenó la pelota del serbio y jugó en contra del local.
Lejos de desanimarse por haber caído en el primer set, Nadal salió con todo a jugar el segundo; y enseguida se puso en ventaja, con un break en el primer game, Gran Willy de por medio. Sin embargo, Djokovic se recuperó rápidamente e igualó el marcador en 1. Después de ese segundo juego, el partido ganó intensidad y se hizo muy trabado. Los dos se plantaron bien en el fondo y pelearon cada punto sin regalar nada, exigiendo al máximo su físico.
Sin embargo, con el correr de los games, Nadal, un poco desestabilizado, perdió velocidad y potencia; mientras que el serbio continuó lastimando mucho con su revés. Djokovic -que fue más agresivo durante todo el partido (26 tiros ganadores, contra 17 de su rival)- volvió a imponer su ritmo y en el décimo game, se quedó nuevamente con el saque de su rival y selló el resultado, tras dos horas y 17 minutos.
De esta manera, el número dos del mundo consiguió el 24º trofeo de su carrera profesional, el sexto de esta temporada, en la que se coronó en tres Masters 1000. Además, se sigue afianzando como la gran amenaza del líder del ranking, el mismo Rafa, a quien le cortó una racha invicta de casi dos años sobre polvo de ladrillo. Este Djokovic imparable le hace frente a quien se le ponga adelante, en cualquier superficie. Parece que no hay quien lo frene.
Cuadro de singles masculino de Madrid
Foto: Yahoo Sports