Las pasadas navidades tuve la suerte de
cruzarme en una visita a Pamplona con una librería de la cadena
Re-Read. Esta marca se especializa en la compra-venta de
libros de segunda mano a precios que resultan muy asequibles para
estos tiempos de crisis en los que la recuperación no acaba de
llegar. Y poco tiempo después descubrí el establecimiento quetienen en Zaragoza, donde encontré el libro sobre el que trata este
texto: Lunar Park.
Este libro, publicado en 2005, fue
escrito por uno de mis autores contemporáneos favoritos, el
estadounidense Bret Easton Ellis. Ellis lleva más de tres décadas
describiendo cierto estilo de vida decadente de la clase alta
estadounidense, aunque éste podría extenderse más o menos a la del
resto de países de Occidente.
Una de
las principales características de Ellis es su forma de expresarse
sin paños calientes. En Lunar Park
define Menos que cero
(su primera novela publicada en 1985 y que le lanzó a la fama) como:
"las vacaciones de Navidad en Los Ángeles -en concreto, Beverly
Hills- de un estudiante de una universidad del este, rico, alienado y
de sexualidad ambigua, y todas las fiestas a las que acudía, las
drogas que consumía, los chicos y las chicas con los que se acostaba
y los amigos a los que contemplaba impasible caer en la adicción, la
prostitución o la apatía". (Recomendación extra. No ver la
pésima adaptación al cine).
Este
arranque de honestidad brutal se justifica porque Lunar
Park tiene bastante de exorcismo
de los propios demonios del autor. Éste es el momento en el que
Ellis se detiene para hacer balance y echa la vista atrás sobre dos
décadas de desenfreno. Y también sobre una obra que había tenido
una fuerte carga autobiográfica, especialmente marcada por la mala
relación que mantuvo con su padre.
El método elegido
por el Ellis para tratar sus heridas es situarse a sí mismo como
protagonista de la trama. Y para acompañarle se inventa una familia
con la que intenta mantener una relación estable, lo cuál no es
fácil para una persona habituada a años de autodestrucción,
aislamiento y fuertes deficiencias emocionales. Pero el proceso
familiar es acompañado por componentes fantásticos que, en otro de
los puntos fuertes de Ellis, no acaban de dejar claros los límites
de la realidad de sus obras.
Debido
a todo este componente restrospectivo, antes de adentrarse en Lunar
Park es recomendable conocer la
obra previa de Bret Easton Ellis. De otro modo puede que abundantes
referencias no resulten totalmente comprendidas. Dos obras previas
son citadas en especial, la ya citada Menos que cero
y también American Psycho.
De ésta última resalta la larga sombra que su protagonista, el
oscuro ejecutivo asesino en serie Patrick Bateman, ha mantenido a lo
largo de la obra de Ellis como encarnación de lo peor que el
escritor alberga en su interior. (Recomendación extra. Ver la
excelente adaptación al cine protagonizada magistralmente por
Christian Bale).
Pero el principal
fuerte de Lunar Park son sus personajes. Estos conforman un
cuadro de personalidades penosas, egoistas y aisladas entre sí que
dan una imagen muy preocupante de la sociedad occidental
contemporánea. Pero, a pesar de lo anterior, siempre he considerado
que el mérito del autor reside en que, a pesar de lo despreciables
que puedan ser, dota a sus personajes de un patetismo que acaba
moviendo a la compasión hacia ellos y a un mínimo de empatía. Eso,
junto a la excelente escritura, es lo que consigue que Lunar Park
sea una lectura recomendable, estimulante y un poco inquietante. Como
casi todas las de Bret Easton Ellis.
Revista Cultura y Ocio
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