El ciudadano suízo no podía creer lo que leía. El juego había llegado demasiado lejos, más de lo que él creía. Tras contactar con Kanibm un par de veces, se dio cuenta que no era ninguna broma macabra, cuando leyó en ese foro que Kanibm buscaba a alguien que quisiera suicidarse a cambio de ser comido, incluso decía de qué forma debía ir vestido para la cita. Rápidamente lo puso en conocimiento de las autoridades helvéticas, quienes informaron a la policía eslovaca.
La unidad policial contra el crimen organizado de Eslovaquia, se puso a investigar y dieron con la auténtica identidad del anunciante. El verdadero nombre de Kanibm era Matej Curko, un exmilitar que actualmente se dedicaba a la programación informática y residía en Kysak, una pequeña población al este de Eslovaquia. Tenía 43 años, estaba casado y tenía dos hijas pequeñas. Hasta ahí todo normal.
Para llegar hasta el fondo del asunto y tratar de arrestar al presunto caníbal, la policía infiltró a un agente encubierto. Éste se haría pasar por el hombre suízo. Así que preparado para la ocasión, vestido como solicitaba Kanibm pero con un micro escondido llegó hasta los bosques de Kysak, donde se habían citado, el 11 de mayo de. En el lugar varios policías vigilaban escondidos. Pero Curko iba bien preparado. En el instante en que el agente se identificó como tal y se dispuso a detenerlo, sacó un arma de fuego y apuntó al policía. Otro agente que se encontraba escondido abrió fuego contra Curko y éste hizo lo propio contra el policía. Los dos fueron ingresados de urgencia en el hospital. El policía salvó la vida pero Curko murió dos días después.
UN MACABRO HALLAZGO
Para la cita con el hombre “suízo”. Curko llevaba consigo un auténtico arsenal: una mochila con drogas sedantes, botellas de vodka, herramientas, cuchillos, cuerdas y guantes. Además, en una zona del bosque tenía escondidas varias armas de fuego, entre ellas pistolas y escopetas, incluso había preparado una especie de altar, como si tratara de realizar algún tipo de ritual. La verdad, no se supo. Nunca habló con nadie sobre ello.
Bosque de Kysak.
Foto: Ivan Kovac/Novy Cas
Las pruebas de ADN determinaron que los cuerpos de las mujeres pertenecían a dos jóvenes de entre 25 y 28 años de edad, desaparecidas en 2008 y con problemas mentales e ideas suicidas, que se citaron a través de internet con Curko para que él las matara. Al parecer, podrían no ser las únicas. Decenas de personas que desaparecieron entre 2009 y 2011, la mayoría italianas y que habían contactado también con el caníbal, como se averigüó por el intercambio de unos correos electrónicos entre ellos, aunque sin poder certificar las identidades.