Ser mamá ya es de por sí un desafío enorme, pero cuando la maternidad viene acompañada de alergias alimentarias, la montaña parece aún más empinada. Recuerdo cuando recibimos el diagnóstico de APLV con Adrián. Fue un momento lleno de incertidumbre y miedos. La sensación de estar perdida, sin saber exactamente cómo manejar la situación, es algo que muchas de nosotras compartimos.
Los primeros días después del diagnóstico fueron duros. Todo parecía peligroso, cada etiqueta se convertía en una fuente de ansiedad, y la simple tarea de alimentar a mi hijo se transformó en una misión casi imposible. Pero poco a poco, empecé a aprender. Aprendí a leer cada etiqueta con cuidado, a preguntar y a estar siempre preparada con opciones aptas para él. Y aunque el miedo siempre estaba presente, cada pequeño avance nos dio fuerzas para seguir adelante.
La desensibilización fue otro gran reto, un proceso que empezó con más miedo que esperanza. Ver a mi hijo enfrentarse a algo que sabíamos que podía hacerle daño fue aterrador. Pero poco a poco, con mucha paciencia, fuimos avanzando. Hoy, al mirar atrás, veo cuánto hemos aprendido y crecido como familia. No ha sido fácil, pero cada paso ha valido la pena.
Este camino me ha enseñado que, aunque no es sencillo, es posible. He aprendido a confiar en mi instinto de madre, a valorar los pequeños avances y a no perder la esperanza. La maternidad con alergias es un camino lleno de retos, pero también de grandes aprendizajes y de una resiliencia que no sabía que tenía. 💪
Si estás en este camino, recuerda que no estás sola. Puedes compartir tus experiencias, apoyar y aprender a enfrentar estos desafíos con fuerza junto a otras madres que están en la misma situación. 💖