Hace unos días se viene anunciando ésta propuesta en televisión: un concurso que premia al mejor spot nutricional con una pizarra digital. Parecen surgir novedosas propuestas, a cada cual más imaginativa, en la que participan muchos chavales (en este vídeo intervienen 400 alumnos de un colegio) Al parecer, el concurso tuvo su origen hace tres años y es llevado a cabo por la Universidad de Navarra basándose en la idea de que son los mismos chavales los que mejor pueden transmitir a sus compañeros los valores de una alimentación sana.
Además de este concurso, una famosa cadena de TV también ha abierto una campaña contra la obesidad infantil que ,a través de una web y de numerosos anuncios, pretende promover hábitos de vida saludables para intentar combatirla. El Estado, por su parte, ha propuesto cambios como la nueva Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición, entre ellos, la prohibición de la venta de productos con elevado contenido de grasas saturadas, ácidos trans, sal y azúcar.
Ahora a mi me gustaría aportar mi visión particular de todo este asunto,porque aunque todas estas medidas tienen una finalidad positiva se están quedando cortas para enfrentarse a un gigante como la Obesidad infantil.
Considero que una gran medida que no ha sido contemplada y que puede resultar muy eficaz es el establecimiento de la asignatura de nutrición en los colegios. Los niños ya desde primaria deberían saber qué deben comer y porqué. Clases amenas, participativas y prácticas que les motiven y les inciten a incorporar hábitos saludables en su vida cotidiana. De nada sirve que les prohibamos la bollería, como si fuera un castigo, si no se ha explicado previamente porqué se prohíbe y qué otros alimentos son más aconsejables nutricionalmente.
Además, se debería realizar un seguimiento médico del peso y talla de los alumnos. Esto permitirá valorar objetivamente si el peso del niño es adecuado según su edad, talla, complexión... Actualmente muchos padres subestiman el peso de sus hijos, de esta manera se aportarán una evaluación objetiva del niño para dar pautas a los padres, en los casos necesarios, de cómo mejorar la alimentación de sus retoños. Me parece una estupenda idea que comenzó a realizarse en Arkansas, EEUU pero con la salvedad de ponerlo en las calificaciones de los niños, lo cual podría ocasionar muchos conflictos entre los más pequeños (ya sabemos todos lo crueles que pueden ser los niños...) Con realizar reuniones mensuales con los padres y aclararles ciertos conceptos que puedan resultar confusos de la nutrición y darles consejos para mejorar la salud alimentándose correctamente es más que suficiente y muuucho más eficaz.
La figura del nutricionista creo que es fundamental en los centros, de la misma manera que el profesor de inglés tiene que saber inglés y el de biología, biología es necesario un especialista que sepa qué transmitir y sobretodo cómo transmitirlo para que los niños y los padres puedan comprenderlo sin caer en tecnicismos.
Este especialista también deberá controlar los menús de los comedores (medida que recoge la Nueva Ley) así como los productos vendidos en cafetería pero no sólo basarse en la prohibición sino también fomentando el consumo de alimentos más saludables, por ejemplo, que los miércoles sea el día de la fruta y las piezas de fruta se vendan más baratas.
En definitiva, para que exista un cambio creo que se debe atacar directamente el centro del problema y éste es la formación de malos hábitos alimentarios en etapas tempranas en muchos casos por desinformación de los propios padres. Creo que se aprende por imitación y los pequeños, por supuesto, imitarán los hábitos alimentarios de sus padres: ahí está la base del problema y no en que se venda bollería en la cafetería.
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