Revista Cine
Nuestra actualidad nos presenta una tierra yerma.
Salvarnos del caos
y protestar contra la devastación
explican nuestra voluntad rebelde ante este destino,
y nuestra militancia con la vida.
Si es que aun existe para nosotros futuro alguno,
es porque no hemos perdido fe en la vida actual.
Koochi-shishuu
La sangre en las playas ha escurrido en el mar, el olor a pólvora se fue con el viento, el humo negro del fuego ya se ha extinguido, los hijos nacen con deformidades, en el USS Missouri se firmaba el armisticio, los niños huerfanos fuman en las plazas de Tokio, las viudas caminan tristes entre los escombros, los rojos rayos que se extendían a los cuatro puntos cardinales de las banderas se fueron desvaneciendo hasta quedar un solitario círculo escarlata al centro y Japón comenzó a cambiar lentamente en esos nuevos días de 1945.
El olvido hace que no se recuerden las bombas que los B-29 dejaron caer sobre Tokio en plena Segunda Guerra Mundial, he visto fotos de cuerpos de civiles carbonizados en esos enfrentamientos. En el caos de los escombros que la guerra dejó una persona encuentra a un niño que no encuentra a su padre... así entre las soledades de un vecindario el pequeño Kohei (Hohi Aoki) llega completamente extraviado hasta la casa de Tané (Chôko Iida), una viuda que ya tiene bastante con seguir viva, el fuego y la sangre que cubrió las pupilas de los tristes ojos japoneses, no pueden cargar a estas alturas con un niño perdido que para peor orina las frazadas al dormir. Al otro día a primera hora comienzan a buscar la familia del pequeño y descubre que el señor se fue a trabajar a otro lugar dejandolo abandonado.
Son esas cosas que la guerra fue transformando en irracionalidades, aunque el niño no entiende lo que pasa, sigue juntando clavos y cigarros sin terminar para cuando se reencuentre con su padre, mientras que Tané se va encariñando lentamente de la ternura del niño, viajan al zoológico y comienzan a encariñarse uno del otro, la guerra no fue tan cruel al cruzar los destinos del niño perdido y la viuda. Tantas soledades que las ciudades dejan deberían reunirse entre ellas para que estuvieramos más cerca quienes en la noche hablamos solos con nuestras conciencias. Ahora hay algo por quien luchar en la vida de Tané y la reconstrucción de las esperanzas parece más tangible... pero lo que parece de una forma puede terminar en otra cosa... Ozu se encargará desde sus fijas cámaras de captar la diferencia entre arrancar de una responsabilidad que el destino te quiere dar y el simple hecho de aceptar lo que te ha tocado y tratar de hacerlo lo mejor posible. No siempre podemos tener todo lo que hemos deseado y a veces nos vamos acostumbrando a lo que el destino nos hace tener que vivir. Acá el pequeño inquilino hace cambiar las vidas y descubrimos que no vale mucho la pena tener sueños para uno mismo... es mejor compartirlos.
Saludos a todos.
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Nagaya shinshiroku en Wikipedia
4.- Escenas