Seguimos prestando atención a la migración de los paseriformes transaharianos, que durante la época que va de mediados de agosto a fines de septiembre está en pleno apogeo en la campiña costera asturiana. Algunos migrantes son más conspicuos y fáciles de encontrar, como los papamoscas a los que dediqué mi anterior entrada, o las collalbas. Pero para localizar a otros hay que poner un poco más de atención, dado que son más escondedizos. Un ejemplo de esto es la curruca zarcera Sylvia communis, de la que observé unos pocos ejemplares en mi última prospección en Cabo Peñas.
Aunque no es numerosa, la curruca zarcera si resulta regular en este paso migratorio por la costa asturiana. Se reconoce bien por el panel rojizo de sus coberteras alares. Suele mantenerse a resguardo entre el matorral, saliendo poco al descubierto. Además es esquiva e inquieta, moviéndose casi de continuo, y en cuanto nos detecta se esconde casi de inmediato. Estos dos ejemplares que vi en Peñas se movían entre el brezal y me permitieron observarlos durante un tiempo un poco más largo de lo normal.